Ya, a como se mencionó anteriormente Santiago Nasar fue culpado por Ángela Vicario, ya que Nasar era de clase social alta, muy amigo de los gemelos Vicario y creía que no le harían nada por tales razones descritas. Santiago Nasar sí se vio en vuelto en una serie de actitudes que nos ayudan a valorar su situación en tal crimen, en la cita, la cual nos relata el autor dice: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30am para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna…”, pág.11. Si Santiago fuese culpable, no se habría levantado tan sereno el día que se iba a dar a conocer su crimen, al contrario hubiese andado nervioso todo el día y no hubiera soñado algo cuyo significado expresa una tranquilidad suprema y acariciadora como lo nombra el narrador con “una llovizna tierna”.
Ángela Vicario inculpó a Santiago por que como era un ser tan prestigioso y muy amigo de los gemelos, entonces se creía que al presentar estas razones, no lo iban a hacer cobrar justicia. También debemos presentar en esta ocasión al padre amador, el cual se supone fue el verdadero culpable de este acto de deshonra. Contando un poco la historia de este padrecito se da a comprender que Ángela no inculpo a Amador, ya que sabía que si con Santiago se iba a armar un escándalo, con el Padre iba a ser peor, así que, acudió a inculpar
a un ser inocente que no le deseaba el mal a nadie. Ángela limpiaba el lugar donde hacía sus labores Amador, en otras palabras era su empleada y así este se aprovechó de la joven y de su poder como Sacerdote.