CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 96
que hay alguna cosa digna de mención especial, en una tragedia como la que
acabamos de describir, y el hecho que el menor Erhard Prochnau tuvo que
acompañar a su gobernante Johanna Schwarz; y Walter Busse, su madre adoptiva
Emma Hanke.
Además de los 31 testigos, cuyos testimonios impresionan profundamente, el
testigo más directo y la Frau Prochmau que, habiendo visto a su hijito de tres
años morir en el atajo, fue obligado a tomar el mismo camino, con su bebé de
seis meses en el brazo y su hijita de cuatro años de la mano, llegando hasta la
rampa.
Ella declaró -y sus declaraciones pudieron ser verificadas- que en rueda del lugar
se hallaban centenares de soldados, teniendo una cocina de campaña encendida;
que un civil que se encontraba cerca, tocaba música de danzas modernas en un
sanfona - este hombre a quien otros testigos también habían oído tocar, puede
ser preso - proporcionando otros más informes que permiten la reconstrucción
integral del desarrollo de los acontecimientos.
Aunque diferentes las personas y circunstancias en los diversos lugares, sus
sucesos demuestran perfecta analogía. En el caso de la familia Tetzlaff,
compuesta de Martha Trtzlaff, con 45 años, sólo habría una repetición de
material informativo, si quisiera describir los lugares y el desarrollo de las otras
tragedias, como por ejemplo en el caso de la familia Tetzlaff. Heidelies, de 11
años: Else Behnke, de 35 años y Gustav Behnke, de 82 años de edad.
III
Aunque aquí se trata de un relato resumido del vasto material comprobante, las
averiguaciones, en él contenidas, bastan para poner de manifiesto que los
soldados polacos, además de ejecutar esos asesinatos, obedeciendo a órdenes o
con aquiescencia y bajo las vistas de sus oficiales, de los cuales muchos de alta
categoría, supieron dar expresión, bajo las más variadas formas, su aversión a
todo lo que es alemán.
Y hecho comprobado por los lados periciales de los médicos forenses que los tiros
fueron dados con armas de fuego militares y armas de mano de alta clase; que
fueron dados de todas las distancias sobre las víctimas de pe, acostadas y sobre
niños en los brazos de las madres; que fueron dados de todos los lados y bajo los
más variados ángulos, y que las heridas fueron producidas con armas percutoras
y cortantes, con bayonetas y sables. Lo que, sin embargo, constituyen el cumplo
del incumplimiento de las leyes humanitarias, y el trato dado a los cadáveres de
los victimados: Los hermanos Janot fueron abandonados en el lugar donde