CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 82

El testigo Daase, alumna de Slonsk, depuso bajo juramento: En la noche de viernes a sábado, aparecieron en nuestra residencia, tres civiles con faja colorada y blanca en el brazo. Uno tenía sable; el otro, carabina; el tercero, un browning. Mi madre tuvo que quedarse en la cocina; un civil armado se quedó al lado de ella. Yo y mi hermana, dos años más joven que yo, fuimos conducidos en cuartos separados, cada uno por uno de los civiles. Me obligaron a sentarme en el sofá; el civil se sentó a mi lado y revisó todo mi cuerpo. Después pasó la mano a la falda, rasgándome los pantalones y pidiendo que me entregara a él. Me defendí a toda fuerza, incluso cuando me amenazaba de muerte poniendo el browning en el pecho. Sólo cuando fue a buscar el segundo civil que, en ese intermedio, violó a mi hermana más joven, él consiguió violentarme. El médico que me examinó al día siguiente, verificó que se realizaba la copula; el examen de mi hermana más joven, dio el mismo resultado. Yo fui estrangulada y aplastada, pero no sufrí lesiones de gran importancia. Fuente: WR II. 36. Las hijas, sirviendo de blanco. El testigo Else Siebert, n. Dey, de Rojewo, mun. Hohensalza, bajo juramento: El 7 de septiembre de 1939, observamos en la carretera soldados polacos que marchaban hacia Hohensalza. Entraron en nuestra casa, algunos soldados que pertenecían a un destacamento que paraba en la carretera, preguntando si, por casualidad, estábamos esperando a Hitler, y exigiendo que partiéramos inmediatamente. Cargamos, a toda prisa, los objetos más necesarios, en un carro y partimos, junto a la familia Trittel, porque cada familia tenía sólo un caballo. Mi cuñado que fue con nosotros, había atado sus dos caballos en su carro. Pasamos por Hohensalza - Rojewo, llegando a una propiedad que está cerca. Mientras estábamos parados en aquel lugar, fuimos denunciados a los polacos que estaban en aquella propiedad y de los cuales algunos tenían fajas, por una familia Hallas. Estos polacos mandaron a mi marido a acompañarlos, y, llevándolo al extremo del terreno, lo mataron a tiros. Yo misma no lo vi, pero oí el tiro y más