CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 59
mi padre había sufrido un ataque parestesico. Mis padres murieron en la calle
Berliner Strasse, 20, en Bromberg.
El domingo 3 de septiembre, los polacos entraron también en aquella casa. Eran
un teniente polaco, cinco soldados y tres rebeldes. Golpearon la puerta, y, yendo
a abrir, me preguntaron: "¿Dónde está el que disparo de aquí?". Respondí:
"Además de mi viejo padre, no hay hombre aquí en casa, las demás personas son
mujeres".
En las cinco mujeres, fuimos conducidos al pateo, siendo, además de mí, Frieda
Froehlich, criada; Liwia Cresoli; pensionada; madre e hija Karowski. También
estaban, en el patio, dos parientes polacos de Karowski. En presencia de un
oficial, tuvimos que unirnos en un grupo. Un revoltoso sacó el revólver. Pero un
soldado polaco lo detuvo, diciendo: "¡No, una granada de mano!". Corrí a la casa
y, saltando por la ventana, hacia la calle, buscando refugiarme en la casa del
panadero Kunkel. La mujer de él me recibió, sin embargo, con estas palabras:
"Bien hecho a esta maldita niemce (alemana)!".
Corrí la calle abajo, perseguida por los tiros de los soldados. Fui herida, de atrás,
en la cadera izquierda. - La bala aún no ha sido sacada. - Me dejó, Vio, y
sosteniéndome en el brazo, me condujo al puesto de mando, instalado en la
escuela Hippel. Al pasar entre los soldados, me golpearon con las culatas, en todo
el cuerpo y sin piedad. Durante tres horas, tuve que quedarme, de brazos
erguidos, junto a la pared. Y de manera que mi nariz tocaba en la pared. Entonces,
oí cómo trajeron a mi padre de rastros y lo arrojaron al suelo. Mi padre tiene 71
años de edad y es hombre que necesita amparo. Ya no tenía fuerza para moverse
por sí mismo. También trajeron a todos mis parientes y los demás inquilinos de
nuestra casa.
Mis hijos fueron interrogados. Como hablaba bien el polaco, mi hija consiguió
que los soldados nos dieran agua y nos permitieran que nos sentáramos. Nos
acaban de haber disparado con una ametralladora sobre soldados polacos.
Hecho y que, más tarde, los soldados alemanes encontraron en una casa polaca,
frente a la nuestra, tres ametralladoras, granadas de mano. Y también que no
teníamos armas de fuego en nuestra casa, y en casa de mis padres. Finalmente,
por las 5 de la tarde, nos soltaron sin alegar motivos.
Antes de que yo pudiera huir del patio, estalló, muy cerca de mis padres, una
granada de mano, tirada por el revoltoso, quedando con 18 heridas provenientes
de astillas de la granada. (El testigo mostró, en su cuerpo, varias heridas