CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 55
apartar a la madre e hija del padre agonizante y las condujeron fuera de casa,
obligándolas a declarar dónde se hallaban enterrados sus objetos de valor.
Rodeados por una multitud en que había también mujeres y niños, desenterraron
aquellos objetos distribuidos a los alrededores, aunque a pocos metros de
distancia, Artur Radler aún se debatía en su sangre, gimiendo y pidiendo agua. La
tarde, por las 16 horas, el mismo soldado que había dado el primer tiro en Artur
Radler, le dio otro en la cabeza. Poco después la mujer y la hija fueron obligadas
a retirarse al cuarto de estar - soldados y civiles colocaron los tres cadáveres en
una cueva de 1.50 de fondo. Después de abrir el hoyo y teniendo que tirar las
primeras palas de tierra sobre los cadáveres, la mujer sintió que le faltar las
horcas; hubo entonces quién se ofreció a llenar el foso mediante el pago de 20
zlotys.
III
Los datos esenciales, comunicados ya hace días, por los testigos y que no
presentaban contradicciones, pudieron ser verificados íntegramente en el lugar
y por las autopsias. En primer lugar, se verificó que la residencia de la familia
Redler, situada en el perímetro este, poco poblado, de la ciudad, a poca distancia
de un cruce de calles, de las cuales una lleva hacia la salida sureste de Bromberg,
se encontraba, en los días 3 y 4 de septiembre de 1939, en uno de los focos
militares de las tropas polacas que se retiraban. La entrada de la propiedad de
Radler, separada de la suya por pequeño patio, se descubrieron, a la altura del
cuello, vestigios en la madera que prueban, indudablemente, el efecto de
proyectiles y la dirección de los tiros.
Las informaciones, y especialmente aquellas que describen acontecimientos
desarrollados fuera de la casa, habiendo sido observada constatada que
realmente, eran procedentes. Así, por ejemplo, se hizo contar, por medio de
fotografías, que la joven Dorothea Radler no sólo puede observar cómo le fueron
dados tiros sobre su padre, sino que, necesariamente, tenía que observarlo. De
la misma forma, por los graves malos tratos infligidos a Heinz Radler, sobre los
acontecimientos en el lugar del asesinato en el jardín. Como aun sobre el
esclarecimiento del herido Artur Rd. Por el oficial montado. Por otra parte, se
comprobó que, en relación con los hechos resultantes de las investigaciones, se
habían omitido indicaciones en las que no se pudo hacer observaciones debido a
circunstancias locales o de otro tipo, que subraya el valor del testimonio de la
menor Dorothea Radler, ya que, según las experiencias criminalísticas en como
el presente, muy raras veces, testimonios confunde lo que vio y hoyo, con lo que
mas tarde reconstruye según su lógica.