CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS | Page 30
hasta asesinaron a una mujer poco antes de que ella diera a luz 32 . No había
compasión con el niño que pedía por su vida, ninguna compasión con el hijo que,
temblando se aferra al brazo de la madre; y al pedido de perdón se respondía
con puñetes.
Que se golpearan, hasta morir, los hombres alemanes, en presencia de sus
esposas e hijos; que se arrancar a los hijos de los brazos de sus madres; que
impidieran a las personas de una familia de socorrer a las víctimas agonizantes;
que se "enfrenten" a los hombres y las mujeres alemanas para ser fusilados; que
los pusieran con el rostro girado contra la pared, que los mandaran andar de
cuclillas y les golpeaba con carabinas sin disparar; que volvieran a someterlos al
mismo martirio varias veces, aumentando de ellos los sufrimientos psicológicos;
que arrancaran el corazón a un cadáver; pisotearon al agonizante que yacía en el
suelo; puntapiés , en el rostro del pobre, extendido en el suelo y ya sin sentidos 33 ,
y aún lo arrastran por encima del suelo, atados a una rienda, hasta morir; o que
se cortan a las víctimas la nariz, les pegan los ojos, todo ello prueba una actitud
tan bestial de aquellos asesinos polacos que finalmente la exhibición de los
cadáveres mediante entrada y bajo las aclaraciones de la población, se explica
por el complejo político de una completa degeneración psico - moral 34 .
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Homicidio Barnicke (RKPA 1486/5. 39) y testimonio Maria Haeuser (WR II). Las mujeres embarazadas no eran
respetadas (Sd. K. Ls. Bromberg 73/39). - El alemán debió ser atropellado (el Sr. B. Ls. Bromberg 151/39,
además, testimonios Siebert y Matthies de Schwersenz (WR II) homicidio Dr. Kirchhoff de ciolkowo (WR II). por
un carro "(Sd. K. Ls. Bromberg 117/39) .- Cuando una víctima, atada de manos y manos, no presentaba signos
de lesión, y probable que se haya enterrado viva (testigo Otto Hofmann, comerciante en Hohensalza, En Nessau
(Thorn) fueron fusilados, el 4 de septiembre de 1939, 14 alemanes que anteriormente habían sido obligados a
cavar su propia sepultura. Se hallaba, entre ellos el propietario Kurt Poschadel le daeron el tiro de gracia, los
soldados le respondieron con risa de escarnio: "Para un szwabo (alemán) basta una bala." Luego, Poschad el
fue enterrado vivo. Varios testigos oculares todavía pudieron comprobar cómo la víctima se debatió bajo la
tierra. un médico militar de grado superior (polaco), de Ciechc inek, proferidas contra los deportados venidos
de Bromberg: "Si no colocáis a esos sujetos delante de vuestras ametralladoras entonces traedlos a mi mesa
de operación!" sean registrados aquí como ejemplo del más pronunciado odio a los alemanes, por parte de un
representante de la intelectualidad polaco; (testimonio completo prestado por escrito por el redactor jefe G.
Starke de Bromberg, adjunto a su relato, véase la página 127. El hecho de que se haya rechazado tratamiento
médico a los deportados, ni se les haya dado baja a los hospitales, ha sido testigo de Ludwing Arrandt en
Hohensalza (WR II).
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Testimonio del sargento Framke: "Se encontró un cadáver de sexo masculino, al que habían arrancado el
corazón que se hallaba al lado del cadáver (WR I).
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Los sufrimientos físicos y psicológicos de las víctimas en estado de agonía fueron testigos típicamente, en los
testimonios relativos a los homicidios Steinke y Thorn (Sd. K. Ls. Bromberg 68/39), Ernst Krueger (Sd. Is.
Bromberg 154/39). El testigo Pelagia Wleezocek (polaco) de Michelin, testificó que un viejo agonisante yacía
en el suelo y que "el asesino lo pisaba con las botas" (Sd. Is. Bromberg814 / 39). Los testigos jurados Heinrich
Krampitz, electricista, y Anton Hinz, organista (ambos de Kulm) depusieron que el conductor Wladislaus Rybicki
de Kulm "arrojándose sobre un viejo de cabellos blancos que ya se hallaba horriblemente maltratado por
patadas en la cara de forma que la sangre salpicó la bota "(Sd. Is. Bromberg 117/39). "El testigo jurado Bruno
Render, propietario de una fábrica de productos lácteos en schokken, declaró que soldados polacos golpearon
a un ciudadano alemán de media edad hasta quedarse sin sentidos" y "les pisaran la cabeza hasta reducirla a
una masa sangrienta" (WR II).