1939, a los populares alemanes, a la milicia polaca a fin de matarlos por su propia mano. Tengo conocimiento de que, en el referido día 3 de septiembre, muchísimos alemanes fueron masacrados también por los civiles polacos. Sin embargo, me confieso culpable, solamente, por el asesinato de: 1. Ewin Boelitz. 2. Helmut Boelitz y 3. Bruno Bogs.
Y esto, sólo, por el hecho, de haberlos denunciado, falsamente, a la milicia polaca, afirmado haber disparado. En otros casos no he denunciado alemanes. Para mi propio descargo debo añadir que, denunciando a la familia alemana de Bogs y Boelitz, no actué solamente por su voluntad, sino instigado por los obreros polacos: a) Jan Powenzowski, r. Sandomierska, n. 1 y b) Tarkowsui, de unos 22 años de edad, hijo del obrero Tarkowski, vecino a r. Smolinska en el barracón. Estos dos me dijeron que yo iba a comunicar a la milicia polaca que habían disparado de la casa Borgs y que allí se hallaban armas. Fue a s í: El domingo, de mañana, mi hija Sabina de 11 años, fue a buscar leche en la casa del vecino. Por las 6:30 horas cuando me encontraba en el patio, oyendo gritar a mi hi j a, corrí hacia la calle, donde estaban Powenzowui y Tarkowski que me contaron que mi hija había sido herida y que alguien había tirado. No me dijeron de dónde habían venido los tiros, ni yo había escuchado tiros.
Mirando a mi hija, no pude constatar ninguna lesión. Había, en la falda, en el la do derecho, un rasgón. Mi hija me contó que había oído un tiro y que se asustó, ignorando también, de donde partió el tiro. Como no había otros residentes alemanes en nuestra calle, Tarkowski y Powenzowski creyeron que debía decirles a los soldados que habían tirado de la casa de Bogs. Aunque yo mismo no creía que el rasgón en el vestido de mi hija hubiera sido producido por un proyectil, pues produciría un agujero pequeño, me servía del pretexto para hacer la referida denuncia y promover la búsqueda en la casa Bogs. Llegué a los soldados hasta aquella casa, tomando parte en la búsqueda, i. y no me quedé en el pati o.
El hecho de que los dos hermanos Boelitz y Bruno Bogs fueran presos y asesinados, me era desconocido hasta hace poco. En todo caso, no s e encontraron armas en aquella casa. Afirmo expresamente que Boelitz o familia Bogs ningún mal me hicieron personalmente y que ni los conocía de cerca. Denuncié sólo por ser alemanes y por haberme dicho Tarkowski y Powenzowski que habían disparado. La verdad es que el día 4-9-1939, de mañana, yo huía con mi familia hasta Zlotniui( Deutsch-Gildenhof, mun. Hohensalza), porque ya se oían los tiros de las tropas alemanas y mi mujer encontraba en estado de gestacion. El domingo, 10-9-1939, volví a Bromberg, con mi familia.
Powenzowski y Tarkowski huyeron también el día 4-9-1939, no habiendo vuelto. Ignoro donde se encuentran. Yo no habría acusado a la familia Bogs junto a la mili c ia polaca, si los intelectuales polacos y los sacerdotes no nos hubieran indicado continuamente a los alemanes como los mayores enemigos de Polonia y no nos