CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 50
sosteniéndome en el brazo, me condujo al puesto de mando, instalado en la escuela
Hippel. Al pasar entre los soldados, me golpearon con las culatas, en todo el cuerpo y
sin piedad. Durante tres horas, tuve que quedarme, de brazos erguidos, junto a la
pared. Y de manera que mi nariz tocaba en la pared. Entonces, oí cómo trajeron a mi
padre de rastros y lo arrojaron al suelo. Mi padre tiene 71 años de edad y es hombr e
que necesita amparo. Ya no tenía fuerza para moverse por sí mismo. También
trajeron a todos mis parientes y los demá s inquilinos de nuestra casa.
Mis hijos fueron interrogados. Como hablaba bien el polaco, mi hija consiguió que
los soldados nos dieran agua y nos permitieran que nos sentáramos. Nos acaban de
haber disparado con una ametralladora sobre soldados polacos. Hecho y que, más
tarde, los soldados alemanes encontraron en una casa polaca, frente a la nuestra,
tres ametralladoras, granadas de mano. Y también que no teníamos armas de fuego
en nuestra casa, y en casa de mis padres. Finalmente, por las 5 de la tarde, nos
soltaron sin alegar motivos.
Antes de que yo pudiera huir del pati o, estalló, muy cerca de mis padres, una
granada de mano, tirada por el revoltoso, quedando con 18 heridas provenientes de
astillas de la granada. (El testigo mostró, en su cuerpo, varias heridas provenientes de
astillas). Tres de nosotros tuvimos que ser internados en el hospital. Las heridas er a n
casi todos en los pies. Durante nuestra ausencia, nuestra casa fue saqueada. Los
bandidos robaron solamente joyas y dinero. Todo está en pedazos.
El testigo pide que se desista de la lectura del protocolo porque se sentía inc a pa z
de oírlo segunda vez, diciendo que se acordaba de todo y aprobaba el protocolo.
ass. Charlotte Korth.
Fuente: WR I.
17. MUERTO - ROBADO - ENTERRADO. Asesinato de Schilicht.
El testigo Herbert Schlicht, Bromberg, Berliner Str. 197, depone bajo juramento: el
domingo 3 de septiembre de 1939, fui preso junto a mi cuñado Hannes Schuelke. Nos
llevaron hasta el cuartel del 64 ° regimiento. Ahí nos golpearon y arrojaron con
garrotes y cuchillos. Cuando quisieron me pincharon con el cuchillo, les pedí que me
dejar en paz, que yo tenía mujer y dos hijos. Dejaron entonces de pincharme, pero
me dieron con culatas y palancas en todas las partes del cuerpo.
Me arrestaron sobre el pretexto de haber disparado. No tenía armas. Colocaron
cartuchos en cualquier parte, alegando que había mos disparado. Schlicht fue, más
tarde, suelto porque demuestra, por su cuaderna, ser reser vista del ejército polaco;
se explica más adelante:
No habíamos salido por la puerta cuando los diez populares alemanes que
habíamos quedado. Fueron fusilados. Fui, entonces, en la bodega de la casa de mis
padres, donde encontré a mi madre y mi hermana. Me dijeron que mi padre había
sido asesinado; que su cadáver yacía en la plaza, cerca de Peterson. Fui, entonces,
con la pala, a buscar el cadáver de mi padre. En el terreno de Peterson, descubrí un
punto en el suelo que había sido cavado, hace poco, y que era elástico como cauc ho.