CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 46
Artur Radler aún se debatía en su sangre, gimiendo y pidiendo agua. La tarde, por
las 16 horas, el mismo soldado que había dado el primer tiro en Artur Radler, le dio
otro en la cabeza. Poco después -la mujer y la hija fueron obligadas a retirarse al
cuarto de estar - soldados y civiles colocaron los tres cadáveres en una cueva de 1 .5 0
de fondo.
Después de abrir el hoyo y teniendo que tirar las primeras palas de tierra sobre
los cadáveres, la mujer sintió que le faltar las horcas; hubo entonces quién se ofr ec i ó
a llenar el foso mediante el pago de 20 zlotys.
III
Los datos esenciales, comunicados ya hace días, por los testigos y que no
presentaban contradicciones, pudieron ser verificados íntegramente en el lugar y por
las autopsias.
En primer lugar, se verificó que la residencia de la familia Redler, situada en el
perímetro este, poco poblado, de la ciudad, a poca distancia de un cruce de calles, de
las cuales una lleva hacia la salida sureste de Bromberg, se encontraba, en los días 3 y
4 de septiembre de 1939, en uno de los focos militares de las tropas polacas que se
retiraban. La entrada de la propiedad de Radler, separada de la suya por pequeño
patio, se descubrieron, a la altura del cuello, vestigios en la madera que prueban,
indudablemente, el efecto de proyectiles y la dirección de los tiros.
Las informaciones, y especialmente aquellas que describen acontecimientos
desarrollados fuera de la casa, habiendo sido observada constatada que realmente,
eran procedentes. Así, por ejemplo, se hizo contar, por medio de fotografías, que la
joven Dorothea Radler no sólo puede observar cómo le fueron dados tiros sobre su
padre, sino que, necesariamente, tenía que observarlo. De la misma forma, por los
graves malos tratos infligidos a Heinz Radl er, sobre los acontecimientos en el lugar
del asesinato en el jardín.