CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 41
12. "Dios nos ayude... Ahora tenemos que morir ...". Asesinato de Finger
Presentes: -Bengsch, promotor públ ico, en calidad de auditor- Kraus, funcionario
de justicia, en calidad de secretario en el proceso penal contra Owczaczak, acusado
de homicidio, comparece el testigo Finger, debidamente intimado, deponiendo:
Me llamó Kaethe Finger, n. Boehlke, tengo 48 años de edad, soy viuda de
procurador de banco, resido en Bromberg, no soy parienta , ni aparentada del
acusado.
En el domingo sangriento, se hallaban, en nuestra residencia, varios populares
alemanes y una polaca que habíamos aceptado en nuestra casa para servirnos en
caso de peligro. Mi marido tendría ahora 62 años. Por las 11 horas de la mañana la
población de movía en nuestra calle. Se encontraban, en la multitud, los hermanos
Wya que vive en la casa Raddatz, frente a la nuestra, y el acusado Owczaczak. Uno de
los hermanos Weyna estaba armado. A cierta altura, oí a mi marido decir, en un
compartimiento contiguo, a D ° Goede, que Owczaczak apuntaba a nuestra casa.
Momentos después, se llegó a mí, diciendo: "Dios nos ayude, el populacho viene a
nuestra casa, ahora tenemos que morir". Me dijo que queríamos morir juntos. Poco
después entraron en nuestra casa y con ellos un soldado que exigió nos hechemos
sobre la alfombra. Lo hicimos. El soldado desencadenó un tiro que mató a mi marido.
Esperando el segundo tiro, el cual, sin embargo, no fue dado y extrañando el
hecho, levante un poco el cuerpo, viendo entonces que mis manos estaban tintas de
la sangre de mi marido. Cuando dije "mi Dios", el soldado me hizo levantar a fuerza.
Después me empujaron por la puerta y me llevaron con otras personas que habían
buscado refugio en nuestra casa. En el camino nos insultaron y nos dieron golpes y
patadas. Cuando pasamos cerca de las esclusas, un civil polaco intentó a r r a s tr ar me
hasta el canal, llamándome "Psia Krew Hitlerowa". Pero, sin embargo, logre
desvincularme. Me llevaron, después, al puesto policial, donde me recibieron c on un
puntapié tan fuerte que fui a golpear en una cerca. Todos los presos fueron obligados
a acostarse extendidos en el pati o del puesto, y nos dijeron: "Quédate como ganado,
perros alemanes". Vino llegando más víctimas ensangrentadas por los golpes que
recibieron y gimiendo de dolores. A mi lado se encontraba mi hijo de 12 años de
edad. De las casas vecinas y de la parte de las esclusas venían tiros que hirieron a
varios alemanes, que fueron removidos, no me constataron si estaban muertos.
Después de 7 horas fui puesta en libertad, con mi hijo, debido a la interferencia de un
funcionario de la policía polaca.
En el patio del puesto policial había también una ametralladora dirigida sobre l os
presos que fueron obligados a arrodillarse y dar un "viva" a Rydz-Smigly. Después nos
preguntaron si no habíamos llevado buena vida en Polonia, y cuando una mujer tuvo
el coraje de negar, dirigieron la ametralladora sobre ella, diciéndole que sería
inmediatamente fusilada. Rei na terrible confusión en el pati o. Soy incapaz de
describir todos los malos tratos que inflingieron a los presos .