CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA crimenes_polacos | Page 39
combate y que los soldados trataron de atrincherarse en nuestra casa. Nos retiramos,
por eso, para nuestro abierto que habíamos construido, obedeciendo a órdenes
superiores. No llegamos, sin embargo, a realizar nuestro intento porque los soldados
polacos dispararon sus armas contra nosotros. Mi marido fue herido en el hombr o y
recibió un culatazo en la cara. Cambiando, aún intentó huir y, cuando estaba
queriendo saltar una cerca, fue alcanzado por un civil. Un sol dado polaco dio en mi
marido otro culatazo, quedando él acostado en el suelo. Mis hijos y yo fuimos
reconducidos a casa, por un teniente polaco. De una mansarda pude observar a mi
marido que, acostado en el suelo, aún vivió mucho tiempo. Vi cómo él acercab a la
pierna al cuerpo y la extendía de nuevo, y cómo, de vez en cuando, había levantado
la mano. Pero nos era imposible acercarnos a él porque había soldados polacos y
civiles en todas partes. Un policía polaco se quedó parado junto a la cerca, donde
yacía mi marido.
Las mujeres polacas gritaban: "¡Ese cerdo todavía esta con vida!" Al oscurecerse,
unos soldados polacos dieron tres tiros en mi marido, después de que la tarde
alguien le diera una bayoneta en el vientre. Observé cómo mi marido llegó las manos,
repetidas veces, al lugar de la herida, y buscaba abrir los pantalones que fue
encontrada abierta. Mi vecina me contó que, al día siguiente, mi marido estaba
agonizando. Mi marido era un hombre fuerte, teniendo sólo 38 años de edad; tal vez
eso, haya luchado tanto tiempo con la muerte. Tomó cerca de 18 horas hasta que la
muerte lo alivió.
Fuente: WR I.
10. "¡Vamos a abatirte!" - "Aquí tiene el joven hitlerista". Asesinato de
Bettin.
Según las investigaciones expuestas en la sentencia, el testigo Bettin; Bromberg,
depuso bajo juramento:
El 3 de septiembre de 1939, en el llamado "Domingo Sangriento de Bromberg",
una horda de bandidos polacos penetró de varios lados en el terreno de la familia
Bettin, la calle Frankenstrasse, 76, en Bromberg. Los miembros de la familia Bettin
oiran como ya empezaron a romper los cristales de fuera, razón por la qué abriran l a
puerta. Todas las personas de la familia tuvieron que salir de brazos erguidos y
arrodillarse. El testimonio de Bettin que traía una cruz swastica que l e cayó del c i el o.
Este incidente llevó a la multitud, en la que se hallaba algunos polacos, armados de
revolveres, y uno de hacha, a injuriar al testigo de la manera más humillante. Se
emplearon frases como: "Hitlerista" y "Puerca hitlerista"; "Vamos a golpearte".
Después fue entregada a dos polacos, de los cuales uno era el ferrocarril Bruski. En
eso ella fue maltratada y, por así decir, arrojada del patio; en el camino, fue tirada
por el brazo y amenazada con garrote. En la esquina de la calle Boelitzer, ella fue
entregada a dos otros polacos, un funcionario de correo, vesti do de policía, y un
ferroviario, diciendo Bruski: "Aquí tiene la joven hitlerista". La tarde, entre las 16 y 1 7
hrs, ella fue puesta en libertad por un oficial polaco.