habían alcanzado un punto tal que la irrupción del furor acumulado y de las pasiones nacionalistas polacas contra el elemento alemán se presenta como la consecuencia natural de la tensión, ya insoportable, entre Alemania y Polonia. Cuando, pues, el 1 de septiembre venían acercándose, como una avalancha, a las tropas alemanas pa ra reaccionar contra las provocaciones y violencias practicadas por los polacos que llegaron hasta invadir el territorio alemán, entonces se derrumbaron los últimos pilares que aún sostenían el orden del Estado, desencadenándose sobre los hombres y las mujeres alemanas, que, aunque conscientes de estar indefensos( 4), no se mostraron pusilánimes, confiados en la próxima liberación, un tempor al bajo la forma de una horrenda carnicería, sin precedentes( 5). Y cierto que algunos pudieron refugiarse a tiempo, además de la frontera y Dantzig, después de que los polacos habían afirmado repetidamente su intención de, en caso de guerra, matar a todos los alemanes e incendiar todas las propiedades rurales alemanas- sin embargo, la mayoría de los populares alemanes se quedaron en sus propiedades, en las ciudades y en los campos, propiedades que, en parte, ya pertenecían a sus familias durante siglos. Se quedaron porque juzgaron imposible la realización de las amenazas dictadas. Como se explica, entonces, que todas las capas del pueblo polaco participaron de los excesos, cometidos contra los alemanes; que incluso, aquella parte de la población que, durante años, en ciudades y en los campos, convivió pacíficamente con los vecinos alemanes, nadie se levantó para, al menos, intervenir a favor de los alemanes abandonados la fuerza bruta de las masas; y que polacos que no tenían, el mínimo motivo para agredir a éste o aquel alemán, conocido o desconocido, tomaron parte innecesariamente en aquellas atrocidades inimaginables? La respuesta y esta: ¡ La acción contra los alemanes fuera, sistemáticamente, preparada, fue ordenada! Se plantea, entonces, la pregunta si, en ese pueblo caótico ortodoxo, los sentimientos cristianos, religiosos no deberían haber creado embarazos morales y disciplinarios. Nada de eso se produjo; en el c a s o del asesinato masivo, de sacerdotes protestantes, la demolición de sus residencias, el incendio de iglesias protestantes( 6) parecen indicar que, en este particular, la antigua equiparación: protestante X alemán y católico = polaco, formula tan preferida por la propaganda polaca... bastaba en muchos casos, la respuesta afirmativa a la pregunta, si era alemán y protestante, para su aprisionamiento( 7). En general, sin embargo, el motivo primario era el hecho de pertenecer a la minoría alemana; porque fueron igualmente perseguidos y mostos los populares alemanes católicos; para los sacerdotes católicos fueron maltratados y deportados por confesarse alemanes. La acusación de que un alemán mandaba a su hijo a la escuela alemana y que " en veinte años de dominio polaco no había aprendido a hablar polaco ", bastaba para matarlo( 8). Quien manejaba la lengua polaca y sabía expresarse en polaco y quien se daba como polaco, era perdonado( 9), lo que prueba, una vez más, que se tenía en vista exclusivamente la vida y los bienes alemanes. En el caso de las hordas, cuando revisaban, en compañía de soldados polacos o por cuenta propia, las casas, los sótanos y los sótanos, sólo trataban de descubrir alemanes que, entonces, traían a la calle, o