CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA CRÍMENES POLACOS CONTRA LOS ALEMANES ÉTNICOS-2020 | Page 34

Heinz nos contó en voz baja que habían manda do buscar gasolina para quemarnos . Los menores , añadió , podrían volver . Pero no encontraron gasolina . De repente tuvimos que salir y nos dieron café y un pedacito de galleta . Estábamos a salvo , pensaron todos , pero el tornero Doering me cuchicheo al oído : esta es la comida del verdugo , y él tuvo razón . A las 7:30 horas vinieron corriendo con gran alboroto . " Cada vez - tres " fue el orden que nos dieron . Fueron silenciosos los primeros tres - un tiro , y tres hombres habían dado la vida por su patria . Seis vec es , la misma escena . Heinz tuvo el coraje de acercarse a los s oldados , pidiendo que lo junten con su hermano Horst ; le pegaron el hombro derecho con una baionetada . " Otros tres " - conté los pasos , eran diez a doce hasta que la muerte los sorprendió . Ai Hei nz nos comunicó que el cuerpo pensaba que debía gastar las balas , que debían apuñalar al resto . " Ahí - mi Dios " era sólo lo que aún se oía , quien , entonces , ya no estaba mudo , iba sucumbido bajo las sordas coronadas . Llegó nuestra vez ; detrás de nos otros quedaban cinco más que no querían salir y se agarraban a los postes . Salimos , entonces , en los tres , de la mano , pero fuimos empujados hacia el lado izquierdo y dos hombres corpulentos , sosteniéndonos , nos llevamos unos pasos adelante ; eran los dos ladrones , a los cuales Heinz había contado de propósito que llevá ba mos c on nosotros buena cantidad de objetos de valor y mucho dinero .
Entregamos todo lo que teníamos a los dos que , al repartir el despojo , comenzaron a disputarse el uno con el otro . Aprovemos esta oportunidad para huir . Pasamos la noche al alcance de las ametralladoras polacas , no hubo modo de dormir . Andamos de aquí para allá , sin hallar una salida ; ya era el lunes , la noc he . La heri da de Heinz , la había atado con una tira de mi camisa . Estábamos vestidos , sólo , de camisa ; los zapatos , ya los habíamos perdido en la marcha , aún en Bromberg . En la noche del miércoles , nuestra situación quedó siendo crítica , por un lado , vi mos gra n número de soldados , nos topamos con dos destacamientos de infanteria , fuimos rodeando los obstáculos . " Es preferible morirnos ", dijo Horst . Estábamos con las lenguas hinchadas y todas blancas , los labios gruesos e incrustados . Nos vino la salvación : chupamos el rocío que encontramos en una conífera bajita y comimos una rana . " Más sabroso que el vino ", dijo Heinz , y logramos reanimar el Horst que ya había desesperado de la vida . La noche para el jueves fue seca ; comenzamos a senti r un hambre mortal . " Todavía guardé un pedazo de pan ", dijo Heinz de repente , " vamos a empezar sólo cinco minutos antes de la muerte - entonces podremos vivir unas horas más ". Y así fue . En la mañana del jueves volvemos a encontrar varias veces soldados , que , debido a nuestra debilidad no podemos reconocer . Pero dos horas después tuvimos la certeza de que nos encontramos frente a soldados alemanes y nos lanzamos a los brazos de un capitán alemán . Café y un poco de coñac , nos estimularon las fuerzas , y una opulenta sopa de guisantes con tocino restabl ec i ó completamente . Dos horas más tarde , entran con el Estado Mayor en la ciudad de Bromberg , liberado , y pronto nos encontramos en los brazos de mi esposa y nuestra madre que le costo entender sobre el milagro de nuestra vuelta .