CRÍMENES POLACOS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS EN POLONIA-EDICIÓN MEJORADA ATROCIDADES POLACAS CONTRA ALEMANES ÉTNICOS | Page 201

90 hombres, gran número resultó herido. Este hecho provocó entre los soldados una rabia tal que, sobre nuestra columna abrieron fuego de ametralladoras y carabinas. El que estaba herido, se quedaba donde estaba, cuando nos dispararon hacia adelante. Los soldados no tenían ningún tipo de consideracion ni con los heridos ni los muertos. Los cinco somos los únicos del grupo de 181 hombres, que escapamos con vida. Fuente: Sd. Is. Posen 833/39. 105. El pastor Leszczynski depone sobre la marcha de la muerte a Tarnowa.Descubiertas sepulturas colectivas de 30 y 70 alemanes mutilados. En la plaza del mercado nos obligaron a sentarse en la calzada. Los soldados asentaron las ametralladoras y nos dieron a entender que seríamos fusilados. Interviene, sin embargo, a nuestro favor un médico militar, explicando a un mayor que tal masacre sería un crimen contra la civilización. En la aldea de Tarnowa separaron a unos 150 hombres del resto de la columna, conduciéndolos por un camino que partía de la carretera, dándoles orden de atravesar por un campo abierto en fila cerrada y subieron la ladera hacia adelante. Anteriormente, los polacos y, en el lado opuesto, en el campo, en las propiedades y en los jardines, habían puesto soldados. Cuando los alemanes se acercaban a la cima de la colina, las ametralladoras abrieron fuego. Los alemanes cayeron en masa, otros se dejaron caer al suelo. El fuego duró varios minutos. Durante un intervalo, en que probablemente se reemplazaron los cargadores de las ametralladoras, los sobrevivientes, unos 75 hombres, se levantaron de repente para pasar la cima y penetrar en un desfiladero, con el fin de alcanzar un bosque que quedaba a unos 500 metros de la distancia. Contra el fuego de las ametralladoras se hallaban seguros por la elevación del terreno, pero, en esa ocasión, iniciaron su tarea los soldados puestos en los flancos. Fue una verdadera matanza contra los alemanes que buscaban salvar sus vidas. La mayoría se quedó; pocos, sólo, lograron alcanzar el bosque. Luego, la soldadesca salió de sus escondites. Con las coronillas y las bayonetas aun se golpeaba a los muertos y los gravemente heridos. Finalmente despojaron a las víctimas de lo que aún poseían y las enterrarian superficialmente.