experiencia barroca
museo internacional del barroco
Por Davne López
A las 3:30 de la tarde aproximadamente
me dirigía a las puertas del Museo Barroco. Ingresé y la recepcionista preguntó
si yo era poblana, pues para los residentes de Puebla la entrada es gratuita,
mostré mi credencial y me permitieron el
acceso. Me dirigí a la sala de pinturas, el
policía me dio la indicación: no podía
tomar fotos y había una línea gris que
era hasta donde podías acercarte a la
observar las obras.
El ambiente era relajado muy permitido
para apreciar el arte. Encontré cuadros
con pinturas europeas, pocos de los cuadros eran mexicanos.
Pude apreciar los distintos elementos
del arte: simetría: la repetición de Isabel,
tensión: un ángel del cual se podía apreciar el desequilibrio y la sensación de
caída.
Una vez recorrida toda la sala me dirigí
a la sala de música, un recorrido hermoso, precioso para el espectador.
Terminando, encontré una sala de arte
permanente la cual consistía en una proyección en el techo mostrando el arte
barroco plasmado en cúpulas de iglesias
representativas alrededor del mundo.
Duraba 5 minutos. Pude apreciar cómo
se fueron creando y evolucionando las
iglesias, como: el vaticano, la catedral
de Puebla, iglesias de Italia, Alemania,
Portugal, etc.
Una vez concluidos los
minutos, me dirigí a una sala donde encontré las vestimentas de aquellos tiempos, me causaron una sensación de gusto.
Cuando salí de esa sala me encontré
con plano en tercera dimensión del Centro Histórico de Puebla en la época virreinal, donde se iluminaban las casas o los
lugares que se proyectaban en la pantalla; a los alrededores se encontraban
pantallas que describen cómo fue evolucionando Puebla.
Saliendo, me encontré en la mitad del
pasillo, con la réplica de la oficina de
Charles Darwin, sus experimentos e investigaciones, se podían apreciar los
animales que él ocupaba para hacer algunas leyes e incluso para su libro.
Terminé el recorrido siendo las 4:50 de
la tarde, y después de visitar el bello lago y la atractiva fuente de torbellino, me
despedí y di las gracias al policía que
estaba en la salida.
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Fotografías: Omar Espíndola