Crisis Civilizatoria | Page 48

Arturo Balderas Torres GEI de cada actor regulado y el costo de producción de los certificados entre los desarrolladores de proyectos de mitigación. Además de los mercados de cumplimiento existen los mercados voluntarios de carbono. La participación de los compradores en los mercados voluntarios está determinada por factores asociados a razones como el cumplimiento con una política de responsabilidad ambiental o social, por razones de mercadotecnia ambiental o, en algunos casos, como una fase de preparación para nuevas regulaciones ambientales (Peters-Stanley y Hamilton, 2012). En este caso el precio está dado por los costos de producción de los certificados de reducción de emisiones o captura de carbono entre los desarrolladores de los proyectos y la disposición a pagar por parte de los compradores. Pagos por Servicios Ambientales Los PSA han sido definidos como acuerdos voluntarios, entre al menos un proveedor y un usuario para realizar una compensación condicionada por la provisión de un servicio ambiental específico (Wunder, 2005). Esta definición puede extenderse a los mercados voluntarios de carbono, precisando que éstos se limitan a la provisión de servicios de mitigación del cambio climático bajo reglas específicas de contabilidad y certificación de carbono forestal y reducción de emisiones de GEI (p.e. Voluntary Carbon Standard, Plan Vivo). El programa de PSA surgió en México desde el 2003 operado por la Comisión Nacional Forestal (Muñoz-Piña et al., 2008); el objetivo inicial de dicho programa fue el de dar incentivos a los propietarios de predios forestales para la conservación de los bosques en zonas generadores de servicios hidrológicos (Muñoz-Piña, et al., 2008). Para esto se ofrece un pago anual por hectárea por cinco años condicionado al cumplimiento de los requerimientos del programa para aquellos productores rurales interesados cuyas aplicaciones cumplan con las reglas de operación del programa y según lo permita la disponibilidad de recursos. En el caso de bosques de pino-encino, el cual es el tipo de ecosistema presente en la mayor parte de la RBBLP, el pago anual equivale a U$23 dólares por hectárea por año ($300 pesos por hectárea por año) (Muñoz-Piña et al., 2008). El PSA entregado a los participantes es colectado por el gobierno general vía el cobro de derechos de explotación de agua y asignación directa presupuestal (Muñoz-Piña et al., 2008). En este caso el gobierno es un intermediario entre usuarios y proveedores de los servicios ambientales, quien define el nivel de cobro a usuarios y pago a proveedores de acuerdo a las reglas del programa. En 2008 CONAFOR, inició el programa voluntario de pago por servicios ambientales por fondos concurrentes donde usuarios y proveedores pueden negociar directamente los acuerdos para proteger áreas forestales productoras de servicios ambientales. En éste caso, la CONAFOR funge como tercera parte y 46