Carlos Jiménez Solares
malo, idealismo–materialismo, proletariado–burguesía, capitalismo–socialismo,
abstracto–concreto, análisis–síntesis, estructura–función, apriori–aposteriori,
base–superestructura, calidad–cantidad, ciencias naturales–ciencias sociales,
contenido–forma, crítica–autocrítica, clase en sí–clase para sí, deducción–
inducción, esencia–fenómeno, externo–interno, finito–infinito, individuo–
sociedad, libertad–necesidad, necesidad–causalidad, parte–todo, nominalismo
–realismo, posibilidad–realidad, sujeto–objeto, ideología–ciencia, trabajo físico
–trabajo intelectual, absoluto–relativo, objetivo–subjetivo, estructura–acción,
microsocial–macrosocial, campo–ciudad, agricultura–industria, urbano–rural,
etc., etc.
No pretendemos sugerir al lector que este recurso sea equivocado, infructuoso,
por tanto, desechable. De hecho, el razonar con oposiciones, separaciones,
distinciones y diferenciaciones ha permitido y explica los avances y el dominio
del pensamiento occidental. Sin embargo, este excelente instrumento de análisis
encierra en sí mismo peligros y tentaciones; contiene en sí mismo una enfermedad
intelectual de fácil contagio; nos atrevemos a afirmar que la mayoría de nosotros
estamos contagiados, somos portadores de dicha enfermedad sin saberlo.
Esta enfermedad intelectual no incomoda, ni duele, no molesta; por el
contrario el enfermo, paradógicamente, se siente más productivo, lúcido e
innovador, a pesar de los efectos que le produce: Ceguera y cuadradez intelectual
o, para decirlo con otras palabras, la enfermedad tiene un nombre: Parálisis
paradigmática (Kuhn, 1993:34).
La parálisis paradigmática consiste en creer en la superioridad absoluta
del punto de vista, corriente o escuela de pensamiento asumida por científicos,
centros, institutos, etc. Con la superioridad viene la creencia en una única y, por
tanto, válida forma de explicar el mundo y su acontecer.
Además tiene otros síntomas: El olvido y la certeza de claridad y entendimiento.
El científico olvida que razonar por oposiciones, separaciones, distinciones y
diferenciaciones es tan sólo un recurso, un andamio, un instrumento analítico,
un constructo, una abstracción no existente en lo real, es una forma de acceder
a la comprensión de la vida social (Bell, 1997:87). Al olvidarlo se identifica lo
construido mentalmente con lo realmente existente. A tal grado que lo realmente
existente aparece como un mundo dividido y clasificado; un mundo de parcelas
perfectamente delimitadas y fragmentadas como las disciplinas sociales y naturales
o como lo rural y lo urbano, así el mundo es claro, aprehensible, cognoscible y
manejable. El instrumento, el andamio, el constructo se transforma en la realidad.
El razonar por oposiciones, separaciones, distinciones y diferenciaciones
es un recurso peligroso: puede alejarnos de las mediaciones entre los dos polos
o las especificidades de algún polo o de ambos.
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