CRIMEN Y CASTIGO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 332

Crimen y Castigo - Fiódor Dostoyewski síncope...! ¡El diablo les lleve! Comprendo que todo esto es humillante, pero yo, en tu lugar, me reiría de ellos, me reiría en sus propias narices. Es más: les escupiría en plena cara y les daría una serie de sonoras bofetadas. ¡Escúpeles, Rodia! ¡Hazlo...! ¡Es intolerable! «Ha soltado su perorata como un actor consumado», se dijo Raskolnikof. -¡Que les escupa! -exclamó amargamente-. Eso es muy fácil de decir. Mañana, nuevo interrogatorio. Me veré obligado a rebajarme a dar nuevas explicaciones. ¿Es que no me humillé bastante ayer ante Zamiotof en aquel café donde nos encontramos? -¡Así se los lleve a todos el diablo! Mañana iré a ver a Porfirio, y te aseguro que esto se aclarará. Le obligaré a explicarme toda la historia desde el principio. En cuanto a Zamiotof... «Al fin lo he conseguido», pensó Raskolnikof. -¡Óyeme! --exclamó Rasumikhine, cogiendo de súbito a su amigo por un hombro-. Hace un momento divagabas. Después de pensarlo bien, te aseguro que divagabas. Has dicho que la pregunta sobre los pintores era un lazo. Pero reflexiona. Si tú hubieses tenido «eso» sobre la conciencia, ¿habrías confesado que habías visto a los pintores? No: habrías dicho que no habías visto nada, aunque esto hubiera sido una mentira. ¿Quién confiesa una cosa que le compromete? -Si yo hubiese tenido «eso» sobre la conciencia, seguramente habría dicho que había visto a los pintores, y el piso abierto -lijo Raskolnikof, dando muestras de mantener esta conversación con profunda desgana. -Pero ¿por qué decir cosas que le comprometen a uno? -Porque sólo los patanes y los incautos lo niegan todo por sistema. Un hombre avisado, por poco culto e inteligente que sea, confiesa, en la medida de lo posible, todos los hechos materiales StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 331