explicado todo, y su declaración es de las más completas. ¡Cómo me
equivoqué! A mi juicio, ese hombre es un genio, el genio del disimulo y de la
astucia, un maestro de la coartada, por decirlo así, y, teniendo esto en cuenta,
no hay que asombrarse de nada. En verdad, personas así pueden existir. Que
no haya podido mantener su papel hasta el fin y haya acabado por confesar es
una prueba de la veracidad de sus declaraciones... Pero no comprendo cómo
pude cometer tamaña equivocación. Estaba dispuesto a sostener en todos los
terrenos la inocencia de esos hombres.
Dime, por favor, ¿dónde te has enterado de todo eso y por qué te interesa
tanto este asunto? preguntó Raskolnikof, visiblemente afectado.
¿Que por qué me interesa? ¡Vaya una pregunta! En cuanto Al origen de mis
informes, ha sido Porfirio, y otros, pero Porfirio especialmente, el que me lo ha
explicado todo.
¿Porfirio?
Sí.
Bueno, pero ¿qué te ha dicho? preguntó Raskolnikof perdiendo la calma.
Me lo ha explicado todo con gran claridad, procediendo según su método
psicológico.
¿Te ha explicado eso? ¿Él mismo te lo ha explicado?
Sí, él mismo. Adiós. Tengo todavía algo que contarte, pero habrá de ser en
otra ocasión, pues ahora tengo prisa. Hubo un momento en que creí... Bueno,
ya te lo contaré en otro momento... Lo que quiero decirte es que ya no tengo
necesidad de beber: tus palabras han bastado para emborracharme. Sí, Rodia,
estoy embriagado, embriagado sin haber bebido... Bueno, adiós. Hasta pronto.
Se marchó.
« Es un conspirador político: estoy seguro, completamente seguro se dijo con
absoluta convicción Rasumilchine mientras bajaba la escalera . Y ha
complicado a su hermana en el asunto. Esta hipótesis es más que plausible,
dado el carácter de Avdotia Romanovna. Los dos hermanos tienen entrevistas.
Algunas de sus palabras, ciertas alusiones, me lo demuestran. Por otra parte,
ésta es la única explicación que puede tener este embrollo. Y yo que creía...
¡Señor, lo que llegué a pensar...! Una verdadera aberración; me siento culpable
ante él. Pero fue él mismo el que el otro día, en el pasillo, junto a la lámpara,
me inspiró semejante insensatez... ¡Qué idea tan villana, tan burda, me asaltó!
Mikolka ha hecho muy bien en confesar... Ahora todo lo ocurrido queda
perfectamente explicado: la enfermedad de Rodia, su extraña conducta...
Incluso en sus tiempos de estudiante se mostraba sombrío y huraño... Pero
¿qué significa esa carta? ¿Quién la envía? Hay todavía algo por aclarar... Ya lo
averiguaré todo.»
De pronto se acordó de lo que Rodia le había dicho de Dunetchka, y creyó que
el corazón se le iba a paralizar. Entonces hizo un esfuerzo y echó a correr.
Apenas se hubo marchado Rasumikhine, Raskolnikof se levantó y se acercó a
la ventana. Después dio algunos pasos y tropezó con una pared. Luego
tropezó con otra. Parecía haberse olvidado de las reducidas dimensiones de su
habitación. Al fin se dejó caer en el diván. Daba la impresión de que se había
operado en él un cambio profundo y completo. De nuevo podía luchar: tenía
una posible salida.
Sí, ahora podía tener una salida, un medio de poner fin a la espantosa
situación que le asf