Recordemos que cuando los compramos ya
tienen un costo, un valor, y conforme a lo que
nosotros tengamos sobre ellos, es el valor que le
damos, el divertirnos, el entretenernos, el soñar.
Pero es solo un valor tanto emocional como
teórico.
¿A que queremos llegar con esto? Fácil, en
México tenemos un gran problema, el de darle
valor a los cómics como consumidor, y la misma
industria dilapida el valor del cómic con series,
ómnibus, absolute’s, números especiales, y
re-impresiones que al final no le dan el mismo
valor que el de una edición norteamericana, y
terminamos dejándonos llevar por la fantasía y al
momento de tener un ejemplar relevante le
ponemos el signo de pesos, pero ¿realmente somos
conscientes del costo? En la mayoría de los casos
no.
Tal vez no mañana ni en 50 años lleguemos a ver el
valor de nuestros cómics, pero puede ser que algún día,
escondido entre libros y otras revistas, tengamos el
próximo Action Comics #1. Mientras tanto, no hay por
qué adelantarnos.
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