No recuerdo claramente quien me aconsejó que nunca me
dejara de ver al espejo, aunque sea por unos segundos. Esto
nunca debía ser con un propósito vanidoso sino, todo lo
contrario, pues para la gente mas contemplativa y espiritual, esto significaba lidiar con tu presencia. Una terapia de
ego para aquellos que nos depositamos en las letras y en las
imágenes, en las texturas y en los sonidos... el reconocer tu
imagen en un espejo es un pequeño recordatorio de que:
por más que nuestra mente debraye y alucine , aún existe
este contenedor transitorio, terrenal e imperfecto.
Mira bien tus ojos; desde que abriste aquellos receptáculos
de luz no has hecho nada más que enagenarlos. No es muy
digno tampoco, exprimirlos por las razones equivocadas,
piensa en cada lágrima como si estuviese compuesta de
agua potable y fuese la única reserva que tiene tu árido corazón. Los ojos son la parte mas esencial de una mirada,
como pólvora para cualquier misil.
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