Constelando con tus sueños 25
Era solo el inicio, porque de ahí en adelante empecé a soñar
con personas enfermas y muertes repentinas. Nuevamente
volvieron los miedos, pero mucho más tangibles. Ya con doce
años comentaba abiertamente mis sueños con mi familia. Con
el tiempo empezaron a escucharme, porque sabían que, detrás
de ese sueño, había una futura noticia como la muerte de familiares,
accidentes, incidentes delicados, etc.; lamentablemente,
mis sueños solían traer malas noticias.
Junto con esta experiencia, descubrí otro tipo de conexión:
yo era capaz de saber lo que me quería decir mi madre, a distancia
o cerca de ella; era como si su mente me hablara. Era
simplemente telepatía, pero lo peor de todo es que a veces era
algo que mi madre no quería que me enterase y me decía, riendo:
«Tengo miedo de que escuches todo lo que pienso». También
me pasaba con mi niñera, siempre me anticipaba a su
llamada.
Cuando me encontraba en una situación tensa, estudios o
un problema en la calle, era como si se lo avisara a mi madre
a través de una conexión mental. Entonces ella ya estaba pendiente
y buscándome. Importante citar que en ese entonces,
en el año 1989, no existían los móviles. Existían los buscapersonas,
un dispositivo de lujo del que solo disponían los altos
ejecutivos o médicos.
Cuando Josefina murió, quien había sido mi niñera desde
que yo era un bebé, también sentí su despedida. Era un Domingo
de Resurrección, venía de haberla visitado en su casa,
una zona muy hermosa y humilde de Caracas, los Jardines del
Valle (Coche); yo vivía a una hora o más en autobús. Josefina
sufría de corazón desde los veinte años y, ya con setenta y tres
años de vida (1993), el corazón no paraba de crecerle. Yo iba
sentada en el autobús y la sentí a mi lado, mientras contemplaba
la lluvia de camino a mi casa. Subí por el ascensor y al