Con-tacto
Trends
También podría ser posible librarnos de que los semáforos fueran
operados por policías, y en su lugar se programarían de acuerdo a
datos enviados en tiempo real por el GPS de los vehículos y no sólo
eso, sino que los autos podrían estar interconectados a los semáforos y
de esta forma se apagarían cuando éstos estuvieran en rojo y volverse
a prender cuando se pusiera la luz verde.
Existe otra corriente que no considera a las Smart Cities como la respuesta para
aumentar o mantener nuestra calidad de vida en el futuro, sino que las considera
un concepto inventado por grandes compañías de telecomunicaciones para generar
riqueza al proveer y administrar la infraestructura computacional para la
administración de las ciudades.
¿Pero qué pasaría si en algún momento esta infraestructura fallara, si la cantidad de
datos fuera tan grande que no pudiera administrarse o que el “CPU” de la ciudad
fuera hackeado? Probablemente se produciría en un caos que podría conducir
al desabasto de servicios y proliferación de accidentes, por ejemplo. Esta hiperdepencencia hacia la tecnología nos volvería cada vez más frágiles e incapaces
de tomar decisiones por nosotros mismos. Además se corre el peligro de caer
en una dictadura ejercida por algoritmos.
Por ejemplo podría dictarse qué alimentos se pueden comer tal o cual día para
disminuir la cantidad de basura, el horario en el que estaríamos autorizados a salir
de nuestras casas para evitar embotellamientos, o hasta llegar a la reubicación
de nuestras viviendas para formar comunidades con hábit