Comunion Revista Comunion nº 09 - 2012 | Page 11

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Siento gran alegría al observar los aspectos positivos de la Federación de las Hermanas Trinitarias Contemplativas, en especial la colaboración y cooperación entre ellas. Agradezco a la Madre Federal y a su Consejo por su servicio comprometido a la Federación, sobre todo en el área de la formación. Al mismo tiempo que las animo a continuar por el camino de la comunión y de la fraternidad, quiero alentaros a todas, pertenezcáis a la Federación o no, a ser aun más abiertas y a compartir los bienes materiales y espirituales entre todas las comunidades trinitarias contemplativas. Muchísimas gracias por vuestra comunión con la Familia Trinitaria, sobre todo por vuestra cercanía a la Orden. Vuestras oraciones y sacrificios por la santificación de nuestra Familia son muy estimables. Quiera el Señor que la Familia Trinitaria, religiosos y religiosas, de vida contemplativa o activa, continuemos brillando como ejemplos de caridad y comunión dondequiera que estemos. Antes de terminar esta carta, permitidme compartir con vosotras el pasaje de la Sagrada Escritura que habla del Cenáculo donde se preparó y celebró la Cena del Señor:

El primer día de los Ázimos, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: “Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Él contestó: “Id a la ciudad, a casa de Fulano, y dadle este recado: “El Maestro dice: “Mi hora está cerca y voy a celebrar la Pascua en tu casa”. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la cena de la Pascua. (Mt. 26: 17-19)

Queridas Hermanas: hoy, vuestro monasterio es el Cenáculo que Jesús ha elegido para celebrar la Cena de Pascua. Habéis tenido el privilegio de preparar la Cena de Pascua para Jesús y sus discípulos íntimos contemporáneos. ¡Qué afortunadas sois al ser elegidas de esta manera por el Señor para preparar Su Cena y para comer con Él. Todos vuestros sacrificios y oraciones están dirigidos a hacer posible la misión de Jesús en la tierra. La Iglesia y sus ministros dependen mucho de vuestra preparación y compromiso, de modo que la importante misión de la salvación, encomendada por Jesús su Iglesia, pueda realizarse. El poder de vuestra oración y sacrificio hará fructificar los esfuerzos de la Iglesia. Tomad conciencia del inmenso valor de vuestra vocación y quiera el Dios Trino ser glorificado y que sean devueltas a los cautivos y pobres su libertad y

dignidad de hijos de Dios por medio de la oblación de vuestra vida consagrada.

Oremos juntos para que, por intercesión de nuestro santo padre, San Félix de Valois, perseveréis en vuestra preciosa vocación, mientras continuáis contemplando el rostro de Dios, gracias a los constantes raudales de su abundante gracia y amor.

Vuestro Hermano en la Trinidad,

Jose Narlaly, O.SS.T.

Ministro General

On the first day of the Feast of Unleavened Bread, the disciples approached Jesus and said. “Where do you want us to prepare for you to eat the Passover?” He said, “Go into the city to a certain man and tell him, “The teacher says, “My appointed time draws near; in your house I shall celebrate the Passover with my disciples.”’ The disciples then did as Jesus had ordered, and prepared the Passover. (Mt.26:17-19)

My dear sisters, today your house is the Cenacle where Jesus has chosen to celebrate the Passover. You have been privileged to prepare the Passover for Jesus and his intimate disciples of today. How fortunate are you to be so chosen by the Lord to prepare His supper and to dine with Him. All your prayer and sacrifice is aimed at making the mission of Jesus possible on earth. The Church and her ministers depend much upon your preparation and commitment, so that her important mission of salvation, entrusted to her by Jesus, may be accomplished. The power of your prayer and sacrifice will fructify the efforts of the Church. May you recognize the tremendous value of your vocation and may the Triune God be glorified and the captive and the poor be restored to their freedom and to the dignity of God’s children through the oblation of your dedicated life.

Let us pray together that through the intercession of our holy father, St. Felix of Valois, you may persevere in your precious vocation as you sit and contemplate the face of God by the running streams of His abundant mercy and love.

Fraternally yours in the Trinity,

Fr. Jose Narlaly, O.SS.T

(Minister General).