Comunion Revista Comunion nº 30 - 2012 | Page 11

IV Centenario de la fundación de San Carlino alle Quattro Fontane

(1612 – 2012)

A todos los religiosos que han pasado por San Carlino.

Por los soles aquí compartidos.

P. Pedro Aliaga (autor)

Un célebre escritor norteamericano ha publicado recientemente que la comunidad trinitaria de San Carlino parece salida de las páginas de Cervantes. Probablemente la contemplación de la belleza del lugar, su historia, su significación, dan paso al estupor incrédulo de muchas personas cuando ven aparecer en la iglesia o en el claustro a personas de carne y hueso que visten el hábito con la cruz roja y azul que Borromini reprodujo abundantemente en los muros de su obra. Caen entonces en la cuenta de que no están visitando un museo, sino una casa religiosa donde continúa viviendo la Orden para la que fue pensada y construida.

Vivir en San Carlino ciertamente es un privilegio. La nuestra es la única casa de la Orden en la que la vida comunitaria no se ha interrumpido durante cuatro siglos. El carácter monumental, que impide muchas transformaciones y lleva consigo el

más exquisito trato a los ambientes y objetos de la casa, nos lleva a vivir en contacto directo con nuestra historia, en un intercambio de vida que da su belleza más profunda a los lugares y a las cosas, que por más antiguas que sean, siguen teniendo su utilidad original… Hombres del siglo XXI, obligados a vivir con los límites de estructuras y útiles del siglo XVII, que se sientan para rezar o para comer en el mismo asiento donde lo hizo uno de nuestros santos, o que se apoyan en la misma columna donde un papa, un cardenal, un príncipe o una celebridad del arte se pusieron a escuchar el silencio profundo del pequeño claustro, que ocupa el lugar más alto de la antigua Roma… Estos cuatro siglos de San Carlino son la cruz y la gloria de sus moradores.

Celebramos este IV Centenario porque la vida sigue morando en esta Casa, señera para la Orden. Gracias a Dios, rebosa de vida y de

juventud, cumpliendo su misión de ser lugar de formación para sus religiosos, que aquí continúan sirviendo a la Orden y, en ella, a la Iglesia y a la sociedad. De aquí continúan partiendo trinitarios, formados en el «espíritu de San Carlino», rumbo a la misión en los cuatro continentes donde estamos presentes… La portería de nuestro convento, sobre la cual campea un maravilloso mosaico del Cristo Redentor con los cautivos, sigue siendo el embarcadero universal de la misión trinitaria, hoy abierta a todos los océanos… Aquí llegaron y de aquí partieron muchos de quienes hicieron de la Orden Trinitaria lo que fue y lo que es. Buena herencia y mejor reto, en hermandad que el pasar de los siglos y de las generaciones no es capaz de romper, porque en este santo lugar los trinitarios de ayer, de hoy y de mañana nos sentimos un solo corazón y una sola alma para cantar a la Santa Trinidad y para abordar las más grandes empresas que tengan por norte la redención de los cautivos. San Carlino: Ad multos annos vivas!

Felicidades San Carlino

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