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IV Centenario de la fundación de San Carlino alle Quattro Fontane
(1612 – 2012)
- I -
A todos los religiosos que han pasado por San Carlino.
Por los soles aquí compartidos.
P. Pedro Aliaga (autor)
Una comunidad al servicio de la Orden Trinitaria
La romanidad de San Carlino, el haber sido durante siglos una presencia estable junto a la Santa Sede, el cuidado tradicional de la Orden en mandar a esta Casa a religiosos con competencia en las ciencias sagradas para ejercer diversos ministerios delicados, han hecho que sea un lugar tradicional de referencia, especialmente para la Iglesia española.
El servicio más universal que esta Casa ha hecho a diócesis y congregaciones religiosas ha sido el de la postulación para las causas de los santos, tema ya recordado. Pero también habría que recordar los servicios especialísimos prestados a multitud de órdenes y congregaciones religiosas, sobre todo en los momentos cruciales de su fundación, aprobación de constituciones y problemas jurídicos en general, no siendo raro encontrar a
fundadores/as y superiores/as generales (sobre todo en la segunda mitad del XIX y primera del XX) haciendo antesala en el claustro borrominiano para tratar con religiosos trinitarios peritos en altas cuestiones… Baste recordar el nombre del P. Antonino de la Asunción (1867-1943), varias veces consultor de muchas Congregaciones de la Santa Sede, persona de referencia obligada para un elenco de personas e instituciones cuya enumeración sería de vértigo. Predicadores, capellanes de comunidades religiosas, confesores, colaboradores en instituciones de beneficencia (cárceles, comedores sociales, centros de Cáritas)… sería difícil dar un elenco completo de actividades pastorales ejercidas por nuestros religiosos de ayer y de siempre.
Tradicionalmente considerada como una de las comunidades religiosas de Roma más pobres y observantes, los trinitarios de San Carlino han gozado de la veneración y más alto aprecio de varios papas, entre quienes se cuentan Urbano VIII, Benedicto XIV, Pío VI, Pío VII, Pío IX, León XIII, Pío X, Pío XI y Juan Pablo II. Varios de ellos visitaron nuestro convento. Por recordar un detalle significativo reciente, Juan Pablo II exclamaba, cada vez que veía el hábito trinitario: «¡Los trinitarios de San Carlino!», con la alegría y satisfacción que los lectores pueden imaginar… (Fue muy frecuente que los jóvenes trinitarios de esta Casa actuaran como acólitos en las celebraciones papales durante su pontificado).