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Fundación del colegio de San Esteban

de los Abisinios (Vaticano)

Hacia 1880, el numero de estudiantes iba en aumento. Entonces, al P. General, Fr. Anselmo de San Rafael le vino la idea de alquilar a la Congregación de Propaganda Fide (sección oriental), el colegio que entonces estaba vacío, de San Esteban de los Abisinios, situado junto a la Basílica Vaticana. Hechos los debidos tràmites, los religiosos se instalaron allí el año 1883. EI contrato oficial se firmó el 1 de julio de 1885. La Orden se obligaba a pagar un alquiler anual de 1.200 liras, divididas en cuatro cuotas trimestrales, durante nueve años. Màs tarde este acuerdo fue modificándose. Primero subió el alquiler a 1.820 liras y luego bajó a 1.500.

De este Colegio salieron muy buenos religiosos formados, primeramente en el seminario vaticano y luego en la universidad Gregoriana.

La numerosa comunidad de Santa Maria alle Fornaci vivía en extrema pobreza. El Papa lo sabía y mandaba de vez en cuando a su Camarero Secreto Mons. Gentilucci con ayudas de 20, 30 ó 50 escudos para que pudieran comprar víveres los religiosos.

Iglesia de San Esteban de los Abisinios

El Papa León XII

Gran bienhechor de la comunidad trinitaria de Santa Maria alle Fornaci (Roma). Eran los años difíciles de la restauración de la Orden en Italia (1820-1830).

En los primeros días del mes de mayo de 1827, el P. Ministro, Fr. Andrés de Santa lnés, se encontraba gravemente enfermo y no podía ocuparse de buscar lo necesario para dar de comer a la comunidad. Llegaron al extremo de

que los proveedores ya no le prestaban, ni siquiera el pan. El enfermo redactó una petición al Santo Padre, exponiendo la grave situación en la que se encontraban. Para presentarla, envió a dos estudiantes: Fr. Antonio de la Madre de Dios y Fr. Ilario del Dulce Nombre de María.

Los dos estudiantes fueron admitidos a la audiencia del Santo Padre. Se interesó el Papa por la salud del P. Andrés. Después, los dos estudiantes, timidamente, le expusieron la situación de necesidad en la que se encontraba la comunidad.

Al oír que ni el panadero les daba el pan, exclamó: "!Mal, mal!, ... También vosotros tenéis derecho a vivir. Os daremos para que tengáis que comer hoy y mañana. Después vendrá el Tesorero a la audiencia y os asignaremos una subvención".

Seguidamente, se levantó, fue a la habitación contigua y sacó de un cajón unas monedas. Le dio a Fr. Ilario, 4 Luises y una doble, repitiendo "!También vosotros tenéis derecho a vivir!