BUCKMINSTER FULLER'S
FLY'S EYES
En la facultad de Químicas conocí una parte de la historia del diseñador, inventor, filósofo y poeta norteamericano B. Fuller, peculiar sí, pero he aquí la razón, en el año 1985 se descubrían nuevas formas moleculares del carbono, las más estables en la naturaleza, superiores al grafito y al diamante, por Kroto, Curl y Smalley (Premio Nobel Química, 1996). Y estos químicos, decidieron rendir un homenaje póstumo al visionario Buckminster y denominaron a las nuevas moléculas: FULLERENOS.
La disposición ordenada de los átomos de carbono en combinaciones de pentágonos y hexágonos se conforman en tipos de geometría que recuerdan a los denominados domos geodésicos inventados por Fuller en 1949.
Fuller, que murió en 1983 nunca tuvo conocimiento que la Química le honró con este reconocimiento, y paradójicamente esa era la respuesta de nuestra ciencia a su contribución, en especial a la Química del Carbono, pues Fuller había construído algunos de sus domos, ya por las décadas de los 70 y 80 en Composites.
Desde 2013, la ciudad de Toulouse acoge gracias a la compra y restauración por parte del arquitecto Robert Rubin, al mayor de los tres prototipos, según Fuller “diseñado para ser una casa autónoma”.
En La France y a orillas de La Garonne, en Port Viguiere y dentro de Le Festival International d’Art de Toulouse se puede admirar el “Fly’s eyes” de 50 ft. de altura, construído en Fibra de Vidrio y Resina de Poliéster en 1981 por el surfista John Warren, quién participó de la restauración de esta majestuosa obra, en colaboración con Daniel Raiser, una obra de arte que estuvo abandonada pocos años después de la muerte del inventor.
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