Allí aprendimos que los jugadores del deporte nacional
irlandés no cobran por jugar, sino que todo el dinero de las
entradas se destinan a promocionar los deportes y
mantener las instalaciones. Además, los jugadores no son
fichados, sino que juegan en el equipo de su región,
defendiendo de dónde son.
Por la tarde, visitamos Dublín, viendo la sede principal de la
Universidad de Trinity y la catedral de San Patricio entre
otras cosas. Por la noche, rendidos, dormimos en un hostal
juvenil.
Domingo 30 de marzo
Es el día de la vuelta y los polacos se levantan adrede antes
para desayunar con nosotros y despedirnos. Es el momento
de sentarse y escribir lo que hemos sentido, lo que hemos
aprendido con esta experiencia tan bonita. Este viaje
Comenius es inolvidable para cualquiera de nuestros cuatro
representantes.
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