B
E
l origen de la Biblioteca Histórica de Santa
Cruz está en la creación del Colegio Mayor
Santa Cruz a finales del S. XV, y el establecimiento del colegio se inscribe dentro del fenómeno
fundacional que se produce en los últimos siglos de
la Edad Media y principios de la Edad Moderna. El
cardenal Mendoza, su fundador, perteneció a una
familia de gran linaje ya que su padre era el Marqués
de Santillana y su madre Catalina de Figueroa; fue
un hombre culto, poderoso y con gran poder político puesto que actuaba como consejero de los
reyes Católicos a los que acompañaba en muchos
de sus viajes siendo, además, confesor de la reina.
También fue un gran mecenas y bajo ese prisma
funda el Colegio Mayor, expidiendo desde Vitoria,
el 21 de noviembre de 1483, el documento fundacional que lo custodia la biblioteca, aunque el final de
las obras y su ocupación por los estudiantes no fue
hasta 1492. Lo concibe para albergar a estudiantes
sin medios económicos pero bien dotados intelectualmente. Por eso quiso que estuviese provisto de
una buena biblioteca de acuerdo con los fines intelectuales del mismo.
El cardenal siempre mostró gran interés por el proceso de instalación de la biblioteca dedicándole una
amplia sala que tiene dos alturas y ocupa la totalidad de la fachada principal del palacio como símbolo de su importancia y de su servicio fundamental
en el estudio. Manda pintarla y decorarla a Pedro
Gumiel, que también intervino en la primitiva librería que hoy no se conserva.
ibliotecas con pasado y con futuro
compra de libros que efectuaba el colegio con su patrimonio que era muy rico, o bien las donaciones que
solían hacer los colegiales al acabar sus estudios.
Con las medidas dadas para salvaguardar los libros,
prohibición de sacarlos de la biblioteca, encadenamiento de los más valiosos, e incluso pena de excomunión
para el que sustrajera alguno, pudo llegar la biblioteca
con bastante integridad a principios del siglo XIX. Un inventario realizado por la Real Chancillería en 1807 para
entregarlos a la Universidad de Valladolid demuestra
que en esta época Santa Cruz tenía unos 13.000 volúmenes. Actualmente, hay que añadir otras 13.000 obras
procedentes de los colegios de jesuitas cuando fueron
expulsados de España en el siglo XVIII y de las desamortizaciones del siglo XIX.
En la segunda mitad del siglo XVIII y durante el XIX se
producen una serie de acontecimientos que van a afectar a la vida del colegio y a la biblioteca.
En 1777 se produce con Carlos III la primera reforma de
los colegios mayores de España y en ese momento la
biblioteca se va a abrir por primera vez a los profesores
universitarios para consultas bibliográficas. No estando
muy satisfecho con las reformas efectuadas, Carlos III
en 1798 los suspende definitivamente y sus bienes son
incautados por el Estado. Pero la biblioteca, que preocupaba mucho, pasa a depender de la Real Chancillería
cuyo presidente la abre al público los días no feriados
de 8 a 11 de la mañana y de 3 a 5 de la tarde, y nombra
un bibliotecario y un ayudante.
La librería actual es barroca, en madera de nogal, de
principios del siglo XVIII, y realizada por el ensamblador Alonso del Manzano en 1705. Ocupa toda la
sala y tiene dos pisos con un corredor intermedio
para facilitar el acceso a los libros de la parte superior. Las columnas que separan las estanterías son
salomónicas y la parte alta tiene decoración de motivos botánicos y los escudos del cardenal (Mendoza y Figueroa).
Las puertas, de gran valor artístico, se atribuyen al
escultor Alejo de Vahia, de origen extranjero pero
residente en un pueblo de Palencia. También son
de madera de nogal y están divididas en cuatro entrepaños en los que están esculpidos los relieves de
Santo Tomás y de San Agustín.
El Colegio empieza a funcionar en 1492 y poco se
sabe en esta primera etapa acerca de la biblioteca,
sin poder calcular el número aproximado de libros
que la componían. Los primeros libros, manuscritos
e incunables procedían de la colección particular
del cardenal Mendoza que debía de ser espléndida.
Se puede pensar que la mayoría de los manuscritos
renacentistas italianos e incunables que tiene la biblioteca proceden de esta donación. Otros modos
de ingresar fondos en la biblioteca fueron, bien la
Sala de investigadores.
En 1807 la universidad solicita al rey que se le adscriba
la magnífica biblioteca de Santa Cruz y el rey da su consentimiento. Es en este momento cuando se realiza el
inventario que hemos citado anteriormente.
En 1830 se restauran los Colegios Mayores y la biblioteca vuelve a depender del Colegio pero esta restauración solo duró seis años ya que en 1836 a causa del
decreto de desamortización de Mendizábal, fueron
Mi Biblioteca, año VII, n. 25, primavera 2011 77