CLEU - AUTOFALSIFICACION O FALSIFICACION POR DISIMULO | Page 55

La delincuencia es uno de los problemas sociales que más preocupación despiertan en la ciudadanía, una problemática que impacta todos los estratos de la sociedad y no se limita a los países en vías de desarrollo; a lo largo de la historia de la humanidad la delincuencia siempre ha estado presente indepen- dientemente de la existencia de códigos penales, o si sus manifestaciones sean violentas o no. Por ende, para que se presenten conductas anti- sociales, estas deben desarrollarse en un espacio fí- sico, donde exista interacción entre seres humanos; actualmente un estimado de 55 % de la población mundial vive en áreas urbanas, solo en el transcur- so de las dos décadas anteriores el porcentaje de la población mundial que vive en ciudades se ha incre- mentado en un 50 %, de los cuales la gran mayoría vive en países en vías de desarrollo. (UN-Hábitat, 2018). Ya que la mayor parte de la población mundial vive ahora en áreas urbanas, el aumento en la co- misión de delitos y en los niveles de violencia, se asocian al aumento descontrolado en tamaño de la población, considerando a las ciudades como focos de actividad criminal. El crecimiento en la desigualdad social, falta de oportunidades y desigualdad en la distribución de la riqueza, dentro de los espacios urbanos, son al- gunos de los factores que fomentan el aumento de la delincuencia y por consiguiente de la violencia en una sociedad, generando costos económicos y so- ciales para todos los miembros de esta. Respecto a los costos económicos, no se limitan a los realizados por el Estado, ya que debido al au- mento de la inseguridad los particulares han tenido que invertir en medidas adicionales de defensa para la protección de su patrimonio e integridad física; se consideran tres grandes áreas de costos en los que incurren tanto el Estado como particulares para com- batir esta situación, (UK Home office, 2018): En primer lugar, está el costo en anticipación al crimen, este se describe como el gasto realizado por individuos y negocios para la detección y prevención del crimen, como pueden ser sistemas de vigilan- cia cerrada, seguridad privada, seguros, etc. En segundo lugar, se consideran los costos como consecuencia del crimen, estos incluyen el valor de las propiedades robadas o dañadas, los daños físi- cos o emocionales a las víctimas en cuanto a gastos médicos o servicios de atención a víctimas por daño emocional. Por último, se consideran los gastos en los que se incurren por respuesta al crimen, estos son los que tienen mayor impacto en la sociedad porque son los que corren por cuenta del Estado, como los costos de la fuerza policiaca, los servicios periciales, de fiscalía y defensoría pública y el sistema penitenciario, entre otros. De los anterior podemos ver el gran gasto que representa esta problemática; según Jaitman, et al (2014), en países como Ale- mania, Canadá, Australia y Francia el costo de la delincuencia representa entre el 1,3% y 1,8 % del producto interno bruto (PIB) de cada país, mientras que en Estados Unidos representa el 2,75 % del PIB y en Reino Unido el 2,55%, mientras que para América Latina y el Caribe los costos de la delincuencia asciendan hasta el 3,55% del PIB de la región completa, específicamente en nuestro país costos asociados a la delincuencia representan aproximada- mente el 2% del PIB, lo cual se traduce a un gasto de más de 40,000 millones de dólares anuales. Sabemos entonces, que la situación de inseguridad está ínti- mamente relacionada con las condiciones socioeconómicas exis- tentes, y que la inseguridad tendrá un impacto en los recursos que el estado destine para suprimirla, sin embargo, también presenta manifestaciones sociales importantes para la comunidad, ya que a medida que la delincuencia aumenta, los lazos de la sociedad co- munitaria tradicional se ven rotos, a través de una desintegración social, y de los grupos familiares y vecinales básicos; así como también se presentan vastos sectores dentro de la comunidad sumergidos en una situación de vulnerabilidad y marginación, (Moliné y Larrauri, 2001). Por consiguiente, es necesario deter- minar qué tipos de delitos son los que representan mayores cos- tos económicos sociales y de qué forma se les puede mitigar más efectivamente; si bien, los delitos que atentan contra la integridad física de las personas, como el homicidio, o violaciones, generan una fuerte preocupación en la sociedad, su incidencia no es tan frecuente y el temor a ser víctima de estos no es tan común, de la misma manera otras situaciones como la delincuencia organizada generan preocupación en la población, pero por la manera en la que se desarrollan estas actividades, no toda la población se sien- te amenazada por estas. Según datos de la International Crime Victim Survey (ICVS), son los delitos que afectan al patrimonio los que presentan una mayor incidencia y al mismo tiempo causan mayor preocupación de ser victimizados, en los países del continente africano, por ejemplo, las tasas de robo son cinco veces mayores que los reportados en países desarrollados de Europa y Asia; en el continente Americano y específicamente en Latino-América los delitos que involucran el robo, robo con violencia, o en casa habitación presentan una inci- dencia mayor que delitos que se consideran más graves como el homicidio y los delitos sexuales, (Baliki, 2014). A nivel nacional, según datos de la Encuesta Nacional de Victi- mización y Percepción sobre Seguridad Pública en México (ENVI- PE), los delitos con mayor incidencia en el país son los relaciona- dos con afectaciones al patrimonio de las victimas (robo o asalto en calle o transporte público, robo total o parcial de vehículo, robo en casa habitación y robo en cualquier otra forma) concentrando un total del 51% de los delitos cometidos en el período de tiempo estudiado, un porcentaje muy superior comparado con otros deli- tos, como los que atentan contra la integridad física, por ejemplo, de igual manera estos delitos son los que generan mayor preocu- Introducción 53