trazados. También para agradecer el trabajo realizado y crear memorias colectivas, haciendo más estrecho
el vínculo entre el equipo de trabajo.
Más allá de la importancia monetaria, lo más relevante en estos convivios es lo que se logre propiciar durante
estos. Ya sea que refuercen los comportamientos, filosofía y valores de la empresa, o bien, reconocer logros
laborales.
El éxito de estas reuniones va más allá de la fiesta en sí misma, el verdadero logro se nota en la integración
de sus elementos y la disposición a continuar el trabajo en equipo.
La manera en la que se les de la experiencia, deberá ir en línea con el mensaje que ese año se quiera
proyectar por parte de la organización. Ya sea una fiesta o una cena, tendrá que contar con elementos que
giren en torno con la cultura organizacional de la empresa.
El prescindir de estas actividades no es aconsejable, ya que se llegan desgastar las relaciones que se han
construido durante años atrás. Hay que tener en cuenta que, para generar una relación de confianza, se
debe transmitir que la organización se preocupa de forma integral por todos sus colaboradores al tomarse
el tiempo de organizar este tipo de eventos, para promover la solidaridad, unión, respeto y convivencia.
Como último punto, se recomienda evitar el protocolo, producir un ambiente diferente al de la oficina,
reducir la sensación de existencia de jerarquías, para que todos, desde trabajadores y directores, hasta jefes
y propietarios, sientan que forman parte del mismo grupo.
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