CR: Así es. Es un proceso distinto, pues el tipo de
Visa tramitada es especial. En este caso, la Visa
tramitada es la “P”. Nosotros como abogados
tenemos que brindar información extra y justificar
la trayectoria de estos, premios, lanzamientos,
otras giras…, y también los motivos para querer
entrar al país.
Primero se pide la aprobación a Migración Central,
cuya autoridad es El Servicio de Ciudadanía e
Inmigración de los Estados Unidos, y cuando se
apruebe ante este organismo, se tiene que ir a
sacar las Visas, en la correspondiente embajada,
en donde se lleva a cabo la entrevista con el
cónsul. Un proceso así demora entre un mes y
medio a dos meses.
CE: ¿Y qué hay de los permisos para atletas?
CR: Con los deportistas es distinto. Primero un
equipo de Estados Unidos tiene que contactar
con el atleta, posteriormente les tramitamos una
Visa especial para que el seleccionado venga a
hacerse las pruebas médicas, una vez aprobadas
las pruebas y se firme el contrato, es el mismo
equipo quien solicita la Visa. En este caso también
es de tipo “P” y demora de mes y medio a dos.
Para los atletas, se puede, incluso pedir una
residencia permanente, por su “habilidad
extraordinaria”, la cual se mide por
reconocimientos, tipo de contrato y salario,
entre otros. El lapso de este trámite dura
aproximadamente un año y medio.
CE: En el caso de empresarios o inversionistas,
¿cuál es el proceso para solicitar la residencia?
CR: Hay dos formas muy concretas, la primera
es “comprar” la residencia permanente, eso se
llama Visa EB5, cuyo requisito principal es contar
con 900 mil dólares para invertir en un Centro
Regional, demostrar que estos fueron adquiridos
de forma legal, y tenerlos en inversión mínimo
seis años.
La segunda forma es con la Visa L1, cuando
empresas extranjeras, que están bien establecidas,
buscan tener subsidiarias o afiliadas en Estados
Unidos. Si se logra crecer dicha empresa en el
país, se puede alcanzar la residencia en función
a la capacidad como empresario. Eso sí, con la
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condición de que la empresa siga funcionando
en el extranjero y crezca en Estados Unidos,
generando inversión y empleos.
CE: ¿Qué opina sobre los cambios en las
políticas migratorias en Estados Unidos?
CR: En sí, no ha habido un cambio radical en la
ley migratoria. Desde la llegada del presidente
Trump, no ha habido un cambio de fondo. El
único cambio, es en el caso de los asilos, en el que
el país ya no acepta a los solicitantes dentro del
territorio, sino que estos tendrán que esperar en
México, una reforma que ha sonado muchísimo
en el último año por todo lo que conlleva en
ambos países.
CE: ¿Hay algún cambio en el modus operandi
de las oficinas de migración en el que se vean
afectados sus clientes?
CR: Lo que más se nota, es el modo en cómo los
agentes analizan los casos, eso sí es algo que
hemos sentido, pues se ha vuelto más estricto. Y
a nivel consular también, se ha hecho un proceso
mucho más difícil.
CE: ¿En qué otros proyectos ha trabajado
últimamente?
CR: Soy parte de la Asociación Abogados de
Inmigración de Estados Unidos (AILA), en el que
varios abogados del país prestamos servicios
probono, es decir, sin cobrar, en casos, como por
ejemplo los dreamers. Hicimos una campaña en
Houston e hicimos bastantes aplicaciones del
DACA. También como parte de labor social, en el
despacho, tomamos casos de personas que han
vivido maltrato o diversos tipos de violencia y les
ayudamos tramitando la Visa para Víctimas de
Actos Criminales.
CE: ¿Cree que haya algún tipo de cambio
estructural, político o social que sea
fundamental para evitar las crisis migratorias?
CR: Una solución sería una reforma (a nivel
legislativo) en cuestión migratoria para que
existan reglas en beneficio al migrante. Hablo
de gente que lleva viviendo en el país 20 años
o más, trabajan y pagan impuestos. Y aunque
ellos entraron ilegalmente, son parte de la fuerza