Campeonas luchando
por la igualdad
La selección de fútbol femenil estadounidense sobresale no sólo por su talento en
la cancha, sino también por el compromiso social de sus jugadoras
La selección femenina ganó otro Mundial, el cuarto en su historia. Esto generó un momento de júbilo y reflexión en
la industria del fútbol, sobre todo con referencia a la disparidad de género en el deporte.
Hablando de números, la brecha es considerable. Las ganadoras de este Mundial se llevaron $30 millones de
dólares y la selección masculina de Francia, que ganó el Mundial de Rusia, obtuvo $791 millones de dólares, es
decir, 26 veces más. La mejor pagada en la industria actualmente, es la futbolista brasileña Marta Vieira Da Silva,
quien gana 500 mil euros al año, contra los 136 millones que gana Lionel Messi.
Las campeonas, lideradas por la carismática Megan Rapinoe, elegida como la mejor jugadora de la Copa Mundial
de Francia, han logrado poner los ojos del mundo en ellas, al demandar a la Federación de Futbol de su país mejores
ingresos, comparables a los de la selección masculina.
El claro ejemplo fue el pasado 7 de julio donde las campeonas recibían la adoración del público bajo el grito de
“¡Pago igualitario!”, durante la ceremonia de premiación en el Parc Olympique Lyonnais, escenario de la final de la
Copa Mundial Femenina 2019.
Pero la lucha no inició el mes pasado con la victoria, donde ganaron su segundo título de forma consecutiva; en
años pasados, la insistencia por la paridad salarial ha sido la tarjeta de presentación de la selección femenil. Las
jugadoras sostienen que la Federación de Futbol de Estados Unidos les paga menos a pesar de los trofeos ganados
e, incluso, a pesar de comenzar a generar más ingresos que la selección varonil.
Por su parte la federación estadounidense ha contrastado los cálculos de las jugadoras, al responder que la situación
económica es complicada, debido a una estructura de remuneración negociada, misma que
hace que los pagos sean diferentes para hombres y mujeres.
A pesar de esta respuesta. La lucha, aunque a pasos muy lentos, ha
dado pequeños frutos pues, el año pasado, la FIFA duplicó el premio
monetario para el Mundial Femenino de este año, a 30 millones de
dólares y, se espera que, para la próxima edición, en 2023, esta cantidad
se duplique.
El campeonato obtenido en Francia, no simplemente fue un choque de
partidos, sino que una vez más avivó el enfrentamiento de las mujeres
ante los diferentes ecosistemas financieros, sociales y mediáticos en
los que compiten, y la frecuente desigualdad con respecto a las
retribuciones por los éxitos obtenidos dentro de los ámbitos en
los que se desenvuelven.
Las ahora portavoces de un problema que se vive en todo
el mundo, tienen la oportunidad de anotar su gol más
importante, pues están cada vez más cerca de cerrar una
significativa brecha salarial, aprovechando su elevado perfil
fuera del campo de juego.
Coincidente a esto, el estado de Nueva York, amplió una ley
que prohíbe la discriminación salarial por motivos de género,
justo en la jornada en que las seleccionadas de Estados
Unidos desfilaban por las calles de Manhattan, celebrando su
coronación y, recordando al pueblo americano, que esta batalla
aún no acaba.
05 • @revistaclaseempresarial