La industria más redituable
y dañina para el océano
El impacto ecológico del turismo crecerá hasta el 40 por
ciento en 2025 si no se cambian las políticas y los hábitos
Destinos increíbles, escapadas inolvidables y postales
dignas de presumir, son sólo un poco de las cosas
que podemos descubrir mediante el turismo. Con
una clase media mundial en aumento y una mayor
facilidad para viajar, en los últimos años las personas
han logrado más movilidad por diversos destinos en
el mundo.
Sin embargo, muchas veces nos olvidamos que el
turismo puede ser perjudicial para la salud de la vida
marina y sus ecosistemas, en general.
El océano ocupa dos tercios de la superficie de la Tierra
y es una de las maravillosas fuentes de vida que existen
en el mundo, pero ¿qué sucede cuando enfrenta
una crisis y no puede curar sus propias heridas… o
más bien, no le damos el tiempo de hacerlo? Para
infortunio nuestro, los científicos predicen que el
90% de los arrecifes de coral del mundo morirán
para el año 2050 y que la biodiversidad del océano
se está deteriorando a un ritmo alarmante, debido,
precisamente, a las actividades humanas.
Ante la alarma ambiental y la creciente preocupación
de la sociedad, las empresas y los mismos viajeros,
apuntan a un desarrollo sustentable que, puede
resultar menos agresivo para los ecosistemas
naturales, si se gestiona de manera adecuada. El
turismo sostenible puede contribuir a mejorar las
condiciones de vida, la inclusión, el patrimonio
cultural y la protección de los recursos naturales, así
como a favorecer la comprensión internacional.
Esfuerzos para mitigar el daño
Algunos centros turísticos luchan por gestionar la
afluencia cada vez mayor de viajeros, por lo que,
sitios como Palau y Nueva Zelanda, fueron los
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primeros destinos en exigir a sus visitantes firmar un
“compromiso ecológico” a su llegada, en forma de
sello de pasaporte, lo que les obliga a acatar una serie
de lineamientos en pro de la conservación ambiental
de sus atractivos.
Por otra parte, destinos como Hawái, México y Aruba
anunciaron la prohibición de lociones de protección
solar no biodegradables, esto para contribuir con el
cuidado de los mares y así evitar el deterioro de los
corales.
Otra interesante iniciativa, ha sido lanzada por la isla
de Seychelles, donde se emitió un llamado “bono azul”,
para respaldar la financiación de proyectos basados
en el océano y en el mar con beneficios económicos,
medioambientales y climáticos positivos. El “bono
azul” está inspirado en el concepto de vínculo verde,
con el que las personas están más familiarizadas.
Existen aspectos tanto positivos como negativos
con respecto al turismo mundial; sin embargo, es
esencial encontrar un equilibrio para fomentar el
turismo para el crecimiento económico de los países
y, a su vez, estimular las iniciativas sostenibles para la
conservación de los océanos.
Ahora es más importante que nunca concientizar a
los viajeros sobre temas de conservación ambiental
pues, aunque los recursos parezcan infinitos y que,
naturalmente pueden sobrellevar la situación, la
realidad es que, la acción humana está siendo más
fuerte, más dañina; por lo que hay que hallar un
equilibrio para poder convivir en la naturaleza de
la forma menos perjudicial posible, no sólo por
el bienestar de los mares y la vida marina, sino
también por nuestra supervivencia y la de futuras
generaciones.