Diez canastas básicas para una familia de cuatro personas.
Unas vacaciones familiares de una semana en Cancún con todo incluido.
El sueño futbolero, en términos financieros, compite directamente con prioridades de vivienda, educación y ocio. Y no solo por lo que representa en el bolsillo de cada aficionado, sino también porque el costo de asistir a un Mundial sigue en aumento.
Asistir al Mundial 2026 será entre 10 % y 20 % más costoso que Brasil 2014, aunque más accesible que Qatar
2022, gracias a la cercanía geográfica. Sin embargo, factores como la inflación global, el encarecimiento de vuelos y la expansión del torneo lo perfilan como uno de los eventos deportivos más caros de la historia.
El contraste internacional también revela la desigualdad: mientras que para un estadounidense que gana el promedio en su país, el gasto promedio por asistir a uno o varios partidos equivale a menos de un mes de salario, para un mexicano puede representar el sacrificio de los ahorros de todo un año. Esta diferencia refleja no solo el costo del viaje, sino también el peso que un evento de esta magnitud puede tener en la economía personal.
Más allá del boleto de avión y el hospedaje, el Mundial también impacta la vida cotidiana. De acuerdo con datos de Kueski Pay, las compras relacionadas con el fútbol aumentan de forma significativa en años mundialistas: desde las estancias en hotel, los jerseys y televisores hasta el gran aumento de consumo en bares y restaurantes.
Este fenómeno ilustra un concepto clave: el gasto por emoción, que puede derivar en deudas si no se planea con anticipación.
CLASEEMPRESARIAL · Noviembre 2025 9