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Civilizacion Azteca: Un Imperio lleno de misterios

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"LA NOCHE TRISTE"

Los españoles llegaron a Tenochtitlan como invitados, pero ya que era el hecho de que hicieran sacrificios siempre los mantenia alertas, ademas de deseosos de otro, al fin logramos someter a Moctezuma sin necesidad de ingresar a la ciudad por la fuerza. En cierta saldida de Cortes dejo a un hombre a cargo de nuestra hermosa ciudad, este era un mas avaricioso y debido a que se acercaban dias festivos, todos sacamos nuestros mejores adornos de oro, lo que atrajo mucho a los españoles que intentaron robarnos nuestros ornamentos, lo que desato furioa de Tenochtitlan cuyos habitantes ya se habian dado cuenta que estos no eran dioses entonces comenzaron a atacar a los españoles, expulsandolos por fin, luego de una noche en la que hubieron muchas bajas españolas, debido a queno querian abandonar sus tesoros robados mientras escapaban a travez del lago, muchos murieron ahogado, pero en esta noche murio tambien, mi tio, Moctezuma, es por esto que fue una noche triste para españoles y aztecas.

Entonces los sacerdites me llamaron a ser emperador por que debido a auqe era de su familia y contaba con un liderazgo considerable sobre mis hombres, me respetarian como tal. Debido a esta rebelion azteca y debido a la superioridad numerica que teniamos sobre los españoles, confiaba en que los españoles volverian por donde se habian ido, pero en cambio se aliaron a los Tlaxcaltecas para atacar a Tenochtitlan a travez de sus barcos, sabiamos que eramos vulnerables desde el agua, pero aun asi reuni a todos mis guerreros, los sacerdotes los alentaban y recontraian los templos, alzaban señales de humo y yo tocaba la concha de guerra que me correspondia como emperador, sabiamos que en tierra eramos superiores, pero los españoles descubrieron nuestras debilidades que ademas se sumaba a una extraña enfermedad que afecto a mis hombres , a la que los españoles le llamaban viruela,

nosotros, los aztecas,, moriamos antes que ver a nuestra querida capital sometida otra ves por estos invasores sedientos de oro.

Asi hablo Cuauhtemoc, emperador de Tenochtitlan.

La noche triste