Inicialmente agrícola, la Antigua Roma comenzó su economía basada en la producción de cereales, vino, frutas, vegetales y en la cría de animales de granja. No usaban monedas y la artesanía y el comercio no estaban tan bien exploradas. Pero todo cambió: con el avance y la expansión de territorio, llegó el progresivo crecimiento del comercio, basado en los productos del comercio, importación y exportación. Todo facilitado por las vías romanas y el trabajo de los esclavos.