CIOSAD News CIOSAD News - EDICIÓN SEPTIEMBRE 2017 | Page 21

Me digo que más adelante en el camino, habrá seguramente una puerta y quizás pueda yo cruzar a encontrarme con ella. Nada da más certeza que el deseo, así que me apuro por encontrar la puerta que imagino. Empiezo a correr con la vista clavada en el muro. Un poco más adelante la puerta apare- ce. Allí está del otro lado, mi ahora deseada y amada compañera, esperando, espe- rándome. Le hago un gesto, ella me devuelve un beso en el aire. Me hace una seña como llamándome. Es todo lo que necesito. Em- prendo contra la puerta para reunirme con ella, de su lado del muro. La puerta es muy estrecha, paso una mano, paso el hombro, hundo un poco la panza, me retuerzo un poquito sobre mí mismo, casi consigo pasar mi cabeza pero mi oreja derecha se queda trabada. Empujo. No hay caso, no pasa. Y no puedo usar mi mano para torcerla, porque no podría poner ni un dedo allí... No hay espacio para pasar con mi oreja, así que, tomo una decisión... (Porque mi amada está allí, y me espera...). (Porque es la mujer que siempre soñé y me llama...)... Saco una navaja de mi bolsillo y de un sólo tajo rápido, me animo a darme un corte en la oreja para que mi cabeza pase por la puerta. Y tengo éxito, mi cabeza consigue pasar... envión y fuerzo mi paso por la puerta. Al hacerlo, el golpe desarticula mi hombro y el brazo queda colgando como sin vida, pero ahora, afortunadamente, en una posi- ción tal que no puedo atravezar la puerta... Ya casi... casi, estoy del otro lado. Justo cuando estoy a punto de terminar de pasar por la hendidura, me doy cuenta de que mi pie derecho se ha quedado enganchado del otro lado. Por mucho que fuerzo y me esfuerzo, no puedo pasarlo. No hay caso, la puerta es demasiado angosta para que mi cuerpo entero pase por ella. Demasiado angosta, no pasan mis dos pies... No lo dudo. Estoy ya casi al alcance de mi amada. No puedo echarme atrás... Así que, agarro el hacha, y apretando los dientes, doy el golpe y desprendo la pierna. Ensangrentado, a los saltos, apoyado en el hacha y con el brazo desarticulado, con una oreja y una pierna menos, me encuen- tro con mi amada. Le digo: - Aquí estoy. Por fin he pasado. Me miraste, te miré, me enamoré. He pagado todos los costos por ti... Todo vale en la guerra y el amor. No importan los sacrificios... valían la pena si eran para encontrarse contigo... para poder seguir juntos... juntos para siempre... Ella me mira, se le escapa una mueca y me dice: - Así no, así no quiero... A mí me gustabas cuando estabas entero Pero después de mi cabeza, veo que es mi hombro el que queda trabado. La puerta, no tiene la forma de mi cuerpo. Hago fuerza, pero no hay remedio, mi mano y mi cuerpo han pasado, pero mi otro hombro y mi otro brazo no pasan... Ya nada me importa, así que... Retrocedo, y sin pensar en las consecuencias, tomo @CIOSAD Dr. Antonio SOFAN GUERRA Coordinador academico Facebook/CIOSAD WWW.CIOSAD.COM 21