depresión. La pérdida de las piernas-dijo-
era realmente un motivo muy genuino para su
angustia.
-
Es que no es eso Doctor-dijo Juan- mi
depresión no tiene que ver con la pérdida de
las piernas. No es la discapacidad lo que
más me molesta. Lo que más me duele, es el
cambio que ha tenido la relación con mis
amigos.
El psiquiatra abrió los ojos y se quedó mirán-
dolo, esperando que Juan Sinpiernas, com-
pletara su idea.
-
Antes del accidente, mis amigos me
venían a buscar todos los viernes para ir a
bailar. Una o dos veces a la semana, nos reu-
níamos a chapotear en el río y a hacer carre-
ras a nado. Hasta días antes de mi opera-
ción, algunos de los amigos, salíamos los
domingos de mañana a correr por la avenida
costanera. Sin embargo, parece que por el
solo hecho de haber sufrido el accidente, no
sólo he perdido las piernas, sino que he per-
dido además, las ganas de mis amigos de
compartir cosas conmigo. Ninguno de ellos me
ha vuelto a invitar desde entonces.
vedado....
El doctor lo serenó y siguió su razonamiento:
Por supuesto que no había nada en contra de
que el siguiera haciendo las mismas cosas, es
más, era importantísimo que siguiera haciéndo-
las. Simplemente, era difícil, seguir pretendiendo
compartirlas con sus relaciones de entonces.
El psiquiatra le explicó a Juan, que en reali-
dad él podía nadar, pero tenia que competir
con quienes tenían su misma dificultad...que
podía ir a bailar, pero el clubes y con otros a
quienes también les faltaran las piernas....po-
día salir a entrenarse por la costanera, pero
debía aprender a hacerlo con otros discapa-
citados.
Juan debía entender que sus amigos no esta-
rían con ahora como antes, porque ahora las
condiciones entre él y ellos , eran diferentes...-
Ya no eran sus pares.
Para poder hacer esas cosas que él deseaba
hacer y otras más, era mejor acostumbrarse a
hacerlo con sus iguales.
Tenía entonces, que dedicar su energía a
fabricar nuevas relaciones con pares.
Juan sintió que un velo se descorría dentro de
su mente, y esa sensación lo serenó.
El psiquiatra lo miró y se sonrió...
Le costaba creer que Juan Sinpiernas no
estuviera entendiendo lo absurdo de su plan-
teo...
No obstante, el psiquiatra decidió explicarle
claramente lo que pasaba. Él sabía, mejor
que nadie, que la mente tiene resortes tan
especiales que pueden hacer que uno se
vuelva incapaz de entender lo que es
evidente y obvio.
El psiquiatra le explicó a Juan Sinpiernas que
sus amigos no lo estaban evitando por desa-
mor o rechazo.
-
Es difícil explicarle cuánto le agradezco
su ayuda, doctor. Dijo Juan- Vine casi forzado
por sus colegas, pero ahora comprendo que
tenían razón...He entendido su mensaje y le
aseguro que seguiré su consejo. Muchas gra-
cias, ha sido realmente útil venir a la consulta
-
Nuevas relaciones con pares.- se repitió
Juan para no olvidarlo
Y entonces Juan Sinpiernas salió del consulto-
rio del psiquiatra y volvió a su casa....
y puso en condiciones su sierra eléctrica.....
Aunque fuera doloroso, el accidente había
modificado la realidad. Le gustara o no, él, ya
no era el compañero de elección para hacer
esas mismas cosas que antes compartían... Planeaba cortarle las piernas a algunos de
sus amigos, y “fabricar” así....algunos de sus
pares.
-
Pero Dr.-interrumpió Juan Sinpiernas-yo
sé que puedo nadar, correr y hasta bailar. Por
suerte, pude aprender a manejar mi silla de
ruedas y sé que nada de eso me está Dr. Antonio SOFAN GUERRA
Coordinador academico
@CIOSAD
Facebook/CIOSAD
WWW.CIOSAD.COM
19