salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener
presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo
y a pesar de verlo,
caigo en él.
Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.
Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con la puntas de mis pies el
borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.
Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo
conseguido,
que festejo dando saltos de
alegría...
y al hacerlo, caigo otra vez en el
pozo.
Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto,
y sigo mi camino.
Décimo día,
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo
caminar...
por la vereda de enfrente.
Dr. Antonio SOFAN GUERRA
Coordinador academico
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