Chubasco en Primavera Nº 8 | Page 8

Chubasco en Primavera La última muerte Habla un rostro angelical: “De todas las voces que aún deambulan como ecos, no todas son escuchadas, no todas llegan a las frecuencias, hay existencias tan alejadas en la cordillera que apenas si se las siente respirar. El ocaso del sonido es en el silencio, su primera muerte es sonora, cuando junto a todo y todos no es más que un zumbido, un mosquito mo- lesto al que se lo aplasta con la indiferencia hasta que se apaga. La segunda muerte es en el recuerdo, una imagen acústica absorbida por el tiempo, el olvido, el noséqué, el nosécómo, y nuevas voces que se aman más y a las escucha más fuerte, tanto que aturden el espacio mnémico y tiñen las otras hasta que se confuden y se pierden en las que gritan. La tercera muerte, es efigie, cuando son representadas, articuladas solo como algo tallado en una placa, la memoria de una memoria que no se recuerda a sí, sino que está hecha para impresionar a los demás, una muerte maniquí, que destroza los últimos filamentos antes de volverse un adorno, que solo ornamenta por más que se la recuerde como la frase de un tal Pablo Neruda que haya dicho “El amor es como un chubasco en primavera”. La cuarta muerte, la peor, es la probabilidad de nunca haber sido, solo una frase que cree entenderse de la boca de un rostro angelical pero que años después será duda, angustia, super- ficialidad de poeta”. Yo no sé, mirá, es terrible como ca