nía ganas de hacer una publicación, y en
esa época hice como 60 ejemplares y los
repartí entre mí familia, que tengo mucha
familia por suerte (risas), y un par de per-
sonas más. Hoy en día no puedo ni ver lo
que escribí.
mp3 y realmente le ganó al CD, al vinilo, al
cassette. El que colecciona vinilos es porque
es un coleccionista, pero el libro, la experien-
cia de leer sigue siendo mejor en el formato
viejo que tiene 500 años. Escuchar música, no
sé si es mejor el vinilo, ya está; con Spotify yo
estoy muy feliz, me amplía la música y la ex-
periencia de escuchar me parece la misma o
muy parecida. En cambio, leer el libro sigue
siendo mejor.
Queda muy fijo, no se puede editar, yo a ve-
ces entro a los posteos y cambio una palabra,
me gusta eso, que sea agobiante, el texto ter-
mina siendo infinito, esto que decía Borges,
el único texto que se termina es el que uno
abandona. El otro día entre y cambie la pala-
bra de uno, dije “ah esto acá no va” y eso está
bueno.
J: Que el kindle por ejemplo.
Sí. Compará el éxito del mp3 con el éxito del
kindle, o el de Netflix con el cine o los video
club, no el libro, porque en eso es exitoso con
respecto al paso del tiempo, es un formato
que es mucho más agradable Entonces, qui-
zás la gente quiere su libro para leer tirada en
la cama, tranquila, y no estar en Facebook,
que mientras estás leyendo te cae un men-
saje. Mariana, me parece buenísima, una de
las mejores y no sabía ni que tenía un libro,
¿entendés? Quizás no lo tenga nunca, y es
buenísima ella y la ví miles de veces en sus
vídeos, entonces hay que animarse. Nuestra
generación tiene que animarse a decir “bue-
no, ya fue el libro” porque claro, uno cuando
empieza a escribir tiene el sueño de publicar
un libro, tiene ese objeto. Quizás haya que
preguntarse si hay que desprenderse de ese
sueño o de ese objetivo, y decir, “Bueno, no,
mi literatura va a estar en Facebook, en Insta-
gram o donde sea y es igual de valioso”. Por-
que después se dice que los libros “quedan
ahí”, pero si yo saco una edición de 300 ejem-
plares no va a quedar en demasiados lugares,
no es que va a estar en la biblioteca nacional
para que dentro de 200 años alguien vaya a
leer.
A: Algo que percibo de tus publicaciones
es que, y no sé si es porque vos entrás
cómo estás diciendo, veo que te comen-
tan cosas de otros años, hay como un todo
vuelve, esta todo el tiempo activo, no se
quedan quietos esos textos tampoco, me
parece que más allá de si vos los tocás o
no, están vivos, son dinámicos.
Aunque yo lo toco, no vuelve a aparecerle a
la gente de vuelta, es una edición que queda
ahí, se reactiva cuando comenta alguien.
A: Bueno, pero veo eso, que te comentan
cosas, parece que van para atrás, te chus-
mean.
Bueno, lo más lindo de “Metrogas” fue eso,
que empezaron a scrollear para abajo y dije-
ron “Ah había más cosas, no era solo un gil”
eso me gusto a mí. “Ah mirá este pibe venía
escribiendo de antes” y es como un recono-
cimiento a las cosas que hacías antes. Bueno
cuando escribía esto y no me leía nadie, ya
estaba haciéndolo.
J: Yo cuando tenía 16 años hice una publi-
cación porque, no sé, junte 400 pesos y te-
A: No era que no era bueno, sino que no
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