Arraigo.
Las baldosas me infunden culpa
porque ya no las escucho crujir tu nombre.
Si te niego, no significa que he olvidado
solo no quiero que me vean girando
como las hojas secas
en circunferencias de viento.
Y aunque no soy una artesana del disfraz,
supe confundirme entre las piedras.
¿Pero a quién voy a engañar ahora?
que ya nadie me habla de vos
como un protocolo en Junio,
si hasta la casa se bañó tu perfume,
si ya no esquivo los versos
que me hicieron llorar alguna vez…
Las palabras
se me escurren como la nada entre los dedos,
siento sucia la sangre:
El viento cesa,
Y
no
puedo
hacer
otra
cosa
que
comenzar
a
girar
en
círculos
otra vez.