NANETT (FRAGMENTO)
HANNAH
GADSBY
“(...) ¿Recuerdan la historia del hombre
que casi me golpea? Fue muy gracioso.
Fue muy gracioso e hice reír a muchos
con su ignorancia, y la razón es porque
soy muy buena haciendo mi trabajo.
Sé controlar muy bien la tensión. Sé
cómo equilibrarlo para que se rían en
el momento correcto. Pero para poder
equilibrar la tensión de esa anécdota, no
pude contarla como ocurrió realmente.
No pude contar la parte en que el hom-
bre notó su error. Y volvió, dijo: “Ya lo
entiendo, sos una tortillera, tengo per-
mitido cagarte a palos”, ¡y lo hizo! Me
cagó a palos y nadie lo detuvo. Y no lo
denuncié a la policía ni fui a un hospital,
aunque debería haberlo hecho ¿Saben
por qué no lo hice? Porque pensé que
valía menos que eso. Eso pasa cuando
cubren de vergüenza a une niñe y le dan
permiso a otre para odiar. Y eso no fue
pura y simplemente homofobia. Fue una
cuestión de género. Si yo hubiera sido
“femenina”, eso no hubiera ocurrido.
Soy una mujer incorrecta. Soy inco-
rrecta. Y esa es una ofensa que merece
castigo. Está tensión les pertenecer. Ya
no lxs voy a ayudar más. Deben apren-
der cómo se siente, porque esta tensión
es la que lxs “anormales” llevan dentro
todo el tiempo, porque es diferente ser
peligroso. Ahora les hablo a los hombres
presentes, en especial, a los blancos.
En especial, a los hombres blancos y
heterosexuales ¡Deberían arremangar-
se! ¡Qué humillante! Una lesbiana les
da consejos de moda. Ese es su último
chiste.
Durante toda la vida, me dijeron que
odio a los hombres. Pero no los odios,
de verdad que no. No odios a los hom-
bres, pero...hay un problema. Ni siquiera
creo que las mujeres sean mejores que
los hombres. Creo que el poder puede
corromper por igual a hombres y mu-
jeres, ¿porque saben qué? Ustedes no
tienen el monopolio de la condición hu-
mana, putos arrogantes. Pero la historia
es como ustedes la contaron. El poder
les pertenece. Y si no toleran el criticis-
mo, no soportan una broma, ni pueden
lidiar con la tensión sin llegar a la violen-
cia, deberían preguntarse si son capaces
de estar a cargo. No odio a los hombres,
pero les tengo miedo. Me da miedo ser
la única mujer en una habitación llena
de hombres. Si eso les parece extraño,
no hablan lo suficiente con las mujeres
en su vida. No odio a los hombres, pero
me pregunto qué sentirían si hubiesen
vivido mi vida. Porque fue un hombre el
que abusó sexualmente de mí cuando
era una nena, fue un hombre el que me
cagó a palos cuando tenía 17 años, mi
mejor edad. Fueron dos hombres los
que me violaron apenas cumplí los 20
años. Díganme por qué eso está bien,
¿por qué estuvo bien que me agarraran
y me hicieran eso? Hubiera sido más hu-
mano que me llevaran a un descampado
y me pegaran un tiro en la cabeza, si ese
es el crimen de ser diferente. No les digo
todo esto para hacerme la víctima. No
soy una víctima. Les digo esto porque mi
historia tiene valor. Mi historia tiene va-
lor. Les digo porque necesito que sepan