El truco para hacer ejercicio regularmente
y convertirlo en un hábito es camuflarlo en
la lista de cosas que hacemos “por default”
habitualmente, como lavarnos los dientes o
tomar café.
¿Pero cómo?
Primero tiene que tener un propósito claro
de por qué quiere hacerlo, el cual servirá de
motivación para ejercitarse.
También sería importante descubrir su per-
sonalidad deportiva para encontrar una acti-
vidad física que sea un disfrute más que una
obligación y proponerse una meta de activi-
dad física, una meta que sea realista.
Hay principiantes que se plantean metas
irreales que son demasiado ambiciosas para
ellos.
No empiece diciendo que se va a ejercitar
una hora diaria si nunca ha hecho ni media
a la semana. Sería más razonable proponer-
se 30 minutos dos o tres veces por semana,
para empezar.
Plantearse un plan.
A partir de aquí, empieza a complicarse el
asunto: hay que sacar tiempo de donde sea.
La agenda ya está suficientemente apretada
cada día como para dejarle al destino la posi-
bilidad de hacer ejercicio.
Hay que hacerle un campo en la agenda y
respetarlo como cuando se tiene cualquier
otra cita. Por eso, tiene que ser en un mo-
mento en el que sea realmente factible rea-
lizarlo.
Lo mejor es ejercitarse en la mañana porque
es menos probable que surjan imprevistos;
pero si sus mañanas son caóticas porque hay
que alistar a toda la familia para ir después
a repartirla en escuelas y colegios, o simple-
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Informes
mente porque usted no es muy madrugador,
probablemente lo mejor será escoger otro
momento donde pueda dedicarle tiempo al
ejercicio.
Planear con antelación cuándo, dónde y
cómo se ejercitará no solo le facilitará crear
una rutina de actividad física, sino también
tener un mejor panorama de los tipos de
ejercicios que realizará cada día para balan-
cear los trabajos musculares y tener suficien-
te tiempo de recuperación entre uno y otro.
Siempre surgirán los imprevistos, así que,
cuando algo nos saca del plan original, la ma-
yoría de nosotros termina sin hacer ejercicio
del todo pero lo ideal sería buscar alguna
otra actividad para hacer en su lugar, por eso,
lo mejor es tener un plan B. Sin embargo, es
importante también estar preparados men-
talmente para cuando no se logra ejecutar ni
el plan B, ni el C, ni el D, ni el Z.
No demos excusas para dejar de hacer ejer-
cicio del todo. Tener una vida saludable no
es una decisión que hacemos a principio de
año, junto a las demás metas de año nuevo;
es una decisión que tomamos cada día. Por
eso, lo mejor será hacer que todo sea lo más
fácil posible para cumplir ese propósito dia-
rio.
Por ejemplo, dejar las cosas del gimnasio (te-
nis, paño, agua, ropa, iPod… todo lo que vaya
a necesitar) listas en el carro, si planea hacer
ejercicio en la noche, o al lado de la cama, si
el plan es hacerlo en la mañana.
Tal vez todo esto le suene un poco tedioso
pero, una vez que el ejercicio sea parte de
su cotidianidad, lo hará mecánicamente, sin
pensarlo, y se agradecerá haber dado el paso
hacia un estilo de vida más saludable.
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