Por América Torres
¿Te sientes mal por dejar a tu hijo al cuidado de
otros? Libérate de esos prejuicios.
Regresar a trabajar después de tener un hijo es
una decisión que depende del proyecto de vida
de cada persona. Claro que la situación económica
también cuenta, ya que en muchos hogares un solo
sueldo no basta y la llegada del nuevo miembro
de la familia aumenta la carga monetaria, por lo
que a la nueva madre no le queda más remedio
que trabajar para complementar los ingresos de
su pareja.
De acuerdo con algunos especialistas, el hecho de
que las madres trabajen fuera de casa no les causa
ningún daño social ni emocional a los niños.
Las investigaciones demuestran que lo mejor para
los pequeños es que tanto el padre como la madre
trabajen y vivan juntos, siempre y cuando las
circunstancias de la relación familiar lo permitan.
Mientras los padres se apoyen uno al otro en las
labores de crianza, no hay evidencia de que los
niños sufran daños porque su madre trabaje.
Sin embargo, en los casos en los que la madre es
la única que gana el sustento o no cuenta con el
apoyo de su pareja para criar a los hijos, entonces
las cosas son distintas.
En algunos estudios se observó que los varones
que están al cuidado de familiares o nanas sin
la supervisión cercana, al menos de uno de los
padres, observaron mal comportamiento y tenían
problemas de sobrepeso. Por otro lado, las niñas
que provenían de hogares en los que su madre no
trabajaba eran más propensas a elegir cónyuges
abusivos y mostraban baja autoestima.
Las mujeres con una economía apretada no
pasan por la angustia de decidir si regresan a
trabajar: tienen que hacerlo para poder satisfacer
las necesidades de ropa, cuidado y alimento del
nuevo bebé. Claro que esto no quiere decir que
estén exentas de sufrir culpa por haber dejado a
su hij@, sin embargo, como no tienen opción se
ven obligadas a lidiar con esto de la mejor manera
posible.
En cambio quienes tienen una economía que les
permite prescindir de un sueldo extra se las ven
negras porque por un lado sopesan sus logros
profesionales y por el otro, desearían brindarle
todo su tiempo al nuevo ser.
Lo ideal sería trabajar medio tiempo, pero,
desafortunadamente, todavía falta mucho para
que la cultura laboral de nuestro país alcance ese
punto intermedio.
Entre los consejos que brinda la Clínica Mayo
para las madres que desean regresar a trabajar
se incluye deshacerse de la culpa. Los expertos
de esta prestigiada institución afirman que no hay
motivos reales para creer que estas mujeres son
malas madres. Sin embargo, esta idea está muy
arraigada en nuestro contexto y daña mucho a las
madres porque las críticas más duras las reciben
de otras mujeres.
Es normal que te sientas sobrecargada por tus
obligaciones profesionales y maternas, así que
cada vez que creas que eres una pésima madre,
échale un vistazo a esto:
1. Dedícate tiempo. El secreto de las madres
que logran balancear la casa y el trabajo es
que separan tiempo para ellas. Ser una madre
que trabaja es una pesada carga que mina
las fuerzas de una manera increíble, así que
la primera que tiene que estar bien eres tú.
Los esposos y los hijos prefieren una madre
feliz que una que siempre está de mal humor
porque está agotada.
2. Tus ingresos cuentan. No importa si trabajas por
gusto o por necesidad, como quiera que sea
tus ingresos contribuyen a generar bienestar
material para la familia, lo que se traduce en
una mejor calidad de vida para todos y mayores
oportunidades para tus hijos. Recuerda esto
cuando sientas que la culpa te asalta.
3. Eres un ejemplo para tus hijos. El hecho de que
tú tengas tu propio dinero les brinda valiosas
lecciones a tus hijos. Los varones aprenden
que las mujeres que trabajan hombro
con hombro con su esposo son valiosas
compañeras que merecen los mismos derechos
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