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¿Qué significa ser responsable? Significa ser coherente con los hechos y las con- secuencias de ellos, comprender que todo lo que existe en este mundo tiene un pasado, un pre- sente y un futuro. Conviene enseñar a nuestros hijos a identificar el porqué de las acciones, para después asumir la consecuencia de las mismas. Aquí es el lugar perfecto para acomodar los derechos y obliga- ciones de ellos en la casa y en la escuela princi- palmente. Se les debe enseñar que en la vida diaria hay rutinas que seguir para llevar a cabo acciones cotidianas como asistir a la escuela, la comida, tareas, labores del hogar, etc. Es importante marcar con el ejemplo las priori- dades a atender, no solo ir a la escuela, sino lle- gar puntual, aseado, y uniforme completo. Por la tarde en casa, la comida debe ser una hora que no debe ser interrumpida y tener un horario que se cumpla diario, excepto tal vez contadas ocasiones. Las tareas escolares deberán ser rea- lizadas como siguiente prioridad y respetando también cierto ambiente de concentración, al final y hasta después de haber cumplido con los deberes completos, si es posible y queda tiem- po, el niño puede disfrutar de un espacio para sí mismo en donde encuentre diversión y libertad de esparcimiento. Parece muy sencillo de llevar a cabo, pero tareas como esta pueden llegar a ser labores imposibles para muchas madres de familia diariamente. La razón es muy simple y común: falta de disciplina y organización, la responsabilidad brilla por su ausencia. Estamos acostumbradas a estar detrás de ellos, y es que creemos que si dejamos de insistir todo será un caos (y es verdad) pero se nos olvida que nuestro objetivo no es educar seres que depen- dan de las órdenes sino individuos con criterio propio, capaces de discernir y tomar decisiones que les convengan en un equilibrio de bienestar y crecimiento. ¿Y esto, cómo se logra? Haciendo uso de la responsabilidad. Dejando a un lado los castigos y premios, para dar paso a las consecuencias de mis actos, res- piren amigas mujeres; yo sé que es muy difícil dejar de gritarles y desesperarnos porque no nos hacen caso, sin embargo la calma de nuestras emociones es herramienta primordial en el ca- mino a hacer niños y niñas responsables en casa y en cualquier otro lugar. Comencemos: Hazte a la idea de una vez, que mientras estés en la transición de mamá regañona e histérica, a una mamá que enseña responsabilidades, tu casa se volverá campo de batalla; pero ten pa- ciencia, esto será unilateral, tu hijo será el úni- co que hará todo lo posible por hacer que las cosas vuelvan a “la normalidad”, porque ahí en tu desesperación es el único terreno en donde él puede ganar, donde te tiene contra la lona y sin importar su futuro (esto a él no le preocupa en absoluto por ahora), puede conseguir lo que más desea, retar tu autoridad y retrasar el cum- plimiento de sus tareas, ¿sí o no? Paso dos, ya que te has hecho a la idea de esto; lo segundo que debes hacer es trazar una rutina clara y sencilla que tu hijo y tú deberán seguir por al menos dos semanas ininterrumpidas; esto incluye: 1. La hora de levantarse 2. La hora a la que debe estar desayunando 3. La hora a la que deben salir de casa para llegar puntuales a casa 4. La hora a la que debe terminar de comer y comenzar tareas escolares 5. La hora a la que debe terminar esas tareas 6. A Esta hora puede tener un tiempo para jugar, leer o algo que tú le permitas y bajo ciertas reglas. 7. La hora de la cena 8. La hora de dormir Estos son los horarios que llueva, truene o relam- paguee, deberán cumplirse sin falta. Si tu hijo se Continúa en la pág 22 12 Informes 01 (55) 4323.2696 y 203.2530