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Según Lía Barbery, terapeuta uruguaya creado- ra del Sistema Abrazoterapia y autora del libro “El lenguaje de los abrazos”, el fundamento científico del poder terapéutico del abrazo se expresa en el gesto de la madre cuando toma a su hijo y “al igual que en el alumbramiento o cuando le amamanta, su cerebro se encuentra segregando la hormona de la oxitocina, cono- cida por ser la hormona del “apego”. Gracias a ella, el bebe se siente unido a su madre y resguardado de todo peligro”. En el acto del abrazo, agrega la fundadora de la organización no-gubernamental AbrazArte sin Fronteras, no solamente actúa la oxitocina, sino que también se activa en el cerebro la liberación de seroto- nina y dopamina, gracias a que experimenta- mos una agradable sensación de bienestar, armonía y plenitud en el momento del abrazo. Para Kathleen Keating, autora del libro “La Te- rapia del Abrazo” ayudan no sólo a sentirnos bien, también favorece el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, a supe- rar los miedos y es un factor antien- vejecimiento. Además, los abrazos pueden disminuir el apetito, comba- tir el insomnio, reducir la tensión y alentar el altruismo y la autoestima. El contacto físico del abrazo llena de energía tanto al que abraza como al que recibe el abrazo. Un estudio demuestra que las caricias y abrazos le hacen bien al corazón de la mujer. Para qué sirven los abrazos El Instituto de Investigación sobre el contacto de la Escuela Universitaria de Medicina de Miami, Estados Uni- dos ha realizado más de 100 estu- dios sobre los efectos del contacto en la recuperación de la salud. De acuerdo con sus resultados, el abra- zo, las caricias y el contacto tienen un efecto altamente positivo, por ejemplo, en la mejor y más rápida 36 Informes recuperación de los bebés prematuros, en el incremento de la analgesia en pacientes con dolor, en la mejoría de los niveles de glucosa en niños con diabetes y en el sistema inmunológi- co en pacientes con cáncer, entre otros efectos constatados. El doctor David Spiegel de la Universidad de Stanford California, Estados Unidos es pionero en observar la correlación entre mayor longe- vidad y apoyo terapéutico grupal en mujeres con cáncer metastático de mama. Según sus in- vestigaciones, el abrazo como soporte afectivo mejoraba la calidad de vida y disminuía el dolor de muchas pacientes. Pero lo más revelador es que ha demostrado que el dolor no sólo se re- dujo en 50%, sino que las pacientes vivieron el doble (las mujeres del grupo de control vivían un promedio de 18.9 meses, en tanto que las del grupo que recibía terapia de apoyo vivían 36.6 meses). 01 (55) 4323.2696 y 203.2530