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Para definir quién es nuestra base o ácido en una reacción de equilibrio iónico, podemos ayudarnos de nuestra tabla periódica; si algún elemento incluido en la ecuación pertenece al grupo IA y IIA (sin contar el H), quiere decir que la sustancia es una base fuerte. Si están más cercanas a los grupos IA y IIA serán bases débiles, y lo mismo para lo contrario (aunque existen excepciones como el amonio). En cambio, si se encuentra en el grupo VIA y VIIA pues es un ácido fuerte. Si no pertenecen a ninguno de esos grupos, quiere decir que son sustancias débiles.

Ahora aparecen dos nuevos conceptos: fuerte y débil. Reacciones donde se encuentre un ácido o base fuerte, representan que se pueden disociar completamente (no reversible). Por otro lado, si no lo son, estas serán reversibles, representándose con doble flecha como vimos en el capítulo anterior con las reacciones en equilibrio químico.

En el equilibrio iónico hay transferencias de protones tanto en el sentido directo como en el inverso de parte de la ecuación reversible. Se identifican dos pares conjugados ácido-base: todo acido tiene una base conjugada, que se forma quitando un protón al acido. De forma análoga, toda base tiene un ácido conjugado asociado a ella, que se forma agregando un protón a una base. Un ejemplo de esto sería:

quitando un protón al acido. De forma análoga, toda base tiene un ácido conjugado asociado a ella, que se forma agregando un protón a una base. Un ejemplo de esto sería:

En las flechas negras podemos ver como el ácido HNO2 dona su protón al agua para formar su base conjugada, el NO2-. Por otro lado con las flechas anaranjadas, está la base, que acepta el protón del ácido para formar su acido conjugado, el H3O+.